Un joven de 23 años y su abuela de 90 fueron asesinados de 17 y 7 puñaladas, respectivamente, y luego sus cuerpos fueron prendidos fuego, en una vivienda de la ciudad entrerriana de Concepción del Uruguay.
Los pesquisas no descartan que el doble crimen, por las característica sangrientas y el ensañamiento evidenciado, haya tenido una motivación pasional e investigan una posible rivalidad por una chica entre el joven que fue asesinado y un conocido.
El hecho fue descubierto el miércoles a la tarde y las víctimas fueron identificadas por la policía como Sara Akrich (90) y Adrián Rivero (23).
Inicialmente se informó que el joven y su abuela habían muerto en el incendio de la casa (ubicada en Ameghino, entre Galarza y 9 de Julio) en pleno centro de la ciudad, pero las autopsias revelaron que las víctimas fueron apuñaladas antes de ser incineradas.
Los pesquisas dijeron que, tras un relevamiento de los peritos, se determinó que ninguna abertura fue forzada, lo que robustece la pista de que alguien conocido de las víctimas pudo ser el autor de los crímenes. No obstante, por la modalidad de los ataques, los investigadores creen que al menos debieron actuar en el hecho dos personas.
Más allá del secreto impuesto por la jueza se conoció la realización de varios allanamientos, pero ninguna detención.
Los pesquisas no descartan que el doble crimen, por las característica sangrientas y el ensañamiento evidenciado, haya tenido una motivación pasional e investigan una posible rivalidad por una chica entre el joven que fue asesinado y un conocido.
El hecho fue descubierto el miércoles a la tarde y las víctimas fueron identificadas por la policía como Sara Akrich (90) y Adrián Rivero (23).
Inicialmente se informó que el joven y su abuela habían muerto en el incendio de la casa (ubicada en Ameghino, entre Galarza y 9 de Julio) en pleno centro de la ciudad, pero las autopsias revelaron que las víctimas fueron apuñaladas antes de ser incineradas.
Los pesquisas dijeron que, tras un relevamiento de los peritos, se determinó que ninguna abertura fue forzada, lo que robustece la pista de que alguien conocido de las víctimas pudo ser el autor de los crímenes. No obstante, por la modalidad de los ataques, los investigadores creen que al menos debieron actuar en el hecho dos personas.
Más allá del secreto impuesto por la jueza se conoció la realización de varios allanamientos, pero ninguna detención.
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