Los ecos más oscuros de la 'ruta del bakalao' resonaron ayer a las puertas de la discoteca Barraca de Sueca. El sol ya despuntaba en el cielo cuando Nora Talens, de 24 años, encontró la muerte entre un paisaje de vasos de tubo abandonados en el suelo, botellas de alcohol rotas y rostros cansados tras una noche de fiesta.
Las manecillas del reloj corrían hacia las ocho de la mañana. Nora se marchaba ya del local del brazo de Álex, su novio, cuando un cuchillo empuñado por Julia R., la supuesta homicida, le seccionó la aorta. La joven anduvo aún unos cuantos metros tratando de aferrarse a la vida, pero finalmente cayó desplomada en una rotonda situada frente a la discoteca.
Los accesos a Barraca, uno de los 'templos' más emblemáticos del bakalao' cuando la ruta del mismo nombre estaba en su apogeo en los 80 y 90, fueron el escenario del crimen que horas después llevó la conmoción hasta Villanueva de Castellón, municipio de la comarca valenciana de la Ribera del que procedían la presunta agresora y su víctima.
El último día de la vida de Nora fue feliz. Por la tarde, junto a decenas de amigos, había disfrutado de la boda de un conocido. Entre los invitados estaba también la que luego se iba a convertir en su verdugo. Tras la celebración, la joven y su pareja se dirigieron a casa para cambiarse la ropa y terminar la noche en Barraca. Ambos viajaron hasta la discoteca en el Seat Ibiza negro de Álex.
El dramático final de la joven comenzó a fraguarse en el interior del local. Algunos testigos aseguran que Nora y Julia, de 30 años, mantuvieron una discusión en la pista de baile. «Yo las había visto alguna vez pelearse», recordó, horas después, un vecino del pueblo natal de la fallecida. Otros jóvenes que estaban de fiesta en la discoteca apuntaron a un enfrentamiento «al discutir por un chico». Pero la investigación del caso, en manos de la Guardia Civil, no había concretado el móvil del ataque al cierre de esta edición.
«Sin mediar palabra»
Lo que está claro es que la disputa no fue a más en el interior del establecimiento. Pero la tragedia esperaba a la pareja de novios en el exterior. Nora y Álex, agarrados de la cintura, caminaban ya hacia el aparcamiento de Barraca. Apenas dieron unos cuantos pasos. Según fuentes de la investigación, «sin mediar palabra», Julia se abalanzó sobre ellos por la espalda. Una cuchillada alcanzó directamente a la joven en el cuello. El filo de su arma hirió también en el brazo al compañero sentimental de la víctima.
Nora sólo pudo mantenerse en pie unos segundos. Estaba herida de muerte. Álex trató desesperadamente de auxiliarla. Su ropa quedó repleta de sangre. «Yo he escuchado chillidos y mucho jaleo y al asomarme he visto cómo salía un montón de gente de la discoteca», explicó Ana María, dueña del restaurante Xulla, situado junto al establecimiento de ocio.
La confusión se adueñó de las inmediaciones de la discoteca. «La ha atacado con una botella rota». Dos jóvenes que apenas superaban la mayoría de edad apuntaban esta posibilidad horas después, cerca de las 12 del mediodía, mientras deambulaban por las inmediaciones de Barraca todavía 'cubata' en mano.
Mientras Nora yacía moribunda en la rotonda, Julia regreso a la entrada de la discoteca. «He matado a una chica», espetó a los empleados del local, según indicaron fuentes municipales. Apenas unos minutos después era detenida por una patrulla de la Guardia Civil que realizaba controles de alcoholemia en la zona.
Hasta la pedanía de Les Palmeres, donde se ubica exactamente el local, acudieron también policías locales y una ambulancia del Servicio de Asistencia Médica Urgente (SAMU). Los sanitarios iniciaron la evacuación de la víctima y se volcaron con los intentos de reanimación en el interior del vehículo. Pero la joven había perdido mucha sangre y nada se pudo hacer por ella.
Mientras, la presunta homicida fue conducida por los agentes de la Benemérita hasta el cuartel de Sueca. Según fuentes de la investigación, Julia preguntaba especialmente interesada una cuestión: «¿Cuántos años me van a caer?». Entre 10 y 20 años marca el Código Penal para un crimen, dependiendo de si la justicia lo considera un homicidio o un asesinato.
Cubatas bajo el sol
Poco antes del mediodía, la comisión judicial y agentes de la Policía Judicial realizaron una nueva inspección en la rotonda escenario del crimen. A unos 200 metros, en el aparcamiento de Barraca, ajenos a la tragedia y al sofocante calor, una decena de jóvenes con sus torsos desnudos apuraba sus últimas existencia de botellón a la sombra de unos muros.
Las manchas de sangre e incluso mechones de pelo postizo a las puertas de la discoteca recordaban el drama vivido apenas unas horas antes. Cientos de vehículos pasaban sin cesar ante la puerta de la discoteca camino de la playa. Un camping situado justo enfrente empezaba a despertar. «No me he enterado de nada», apuntó un somnoliento turista. Mientras, uno de los últimos supervivientes del botellón se tumbaba satisfecho a tomar el sol sobre una toalla en el polvoriento aparcamiento del que antaño fuera símbolo de la 'ruta del bakalao'.
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