Yoselín Gascón dijo que sólo creía en la justicia divina (Fernando Sánchez)
Las detonaciones ya habían cesado, por eso el muchacho de 11 años y sus dos hermanos (uno de 15 años y otro de ocho) decidieron enrumbarse al colegio, tal y como lo hacían siempre a la 1:05 de la tarde.
Este miércoles, cuando estaban ya en la puerta de su casa, prestos para salir, comenzó un segundo enfrentamiento entre bandas. Una de las balas pegó en la puerta, justo cuando salía el muchacho de 11 años. El proyectil rebotó y le atravesó el estómago. Su hermano mayor, el de 15 años y el más pequeño comenzaron a socorrerlo mientras llegaba el resto de la familia.
Desde el sector El Mamón de Carapita llevaron de inmediato al pequeño de 11 años hasta el hospital Miguel Pérez Carreño, donde murió a la 1:30 de la tarde. No dio tiempo ni siquiera de intervenirlo.
Como todos los días, recordó su tía Yoselín Gascón, el chico salía con sus dos hermanos al Colegio Guadalupe Alfonso, que queda a tres cuadras de su casa, por eso se iban solos y regresaban igual. Allí el pequeño cursaba cuarto grado.
"Ese muchachito era un ejemplo, buen estudiante, obediente, cariñoso... ni salía de su casa. Un niño muy tranquilo", dijo su tía bastante compungida.
Su familia no supo decir qué bandas dirimían sus diferencias el miércoles en la tarde. Pero sí refirieron que por esa zona de Carapita "los tiroteos son el pan nuestro de cada día, a la hora que sea", dijeron.
Los policías, según los deudos, tampoco hacen mucho. "Nosotros no creemos en la justicia ni en los policías ni en las autoridades, sólo creemos en la justicia divina".
Este miércoles, cuando estaban ya en la puerta de su casa, prestos para salir, comenzó un segundo enfrentamiento entre bandas. Una de las balas pegó en la puerta, justo cuando salía el muchacho de 11 años. El proyectil rebotó y le atravesó el estómago. Su hermano mayor, el de 15 años y el más pequeño comenzaron a socorrerlo mientras llegaba el resto de la familia.
Desde el sector El Mamón de Carapita llevaron de inmediato al pequeño de 11 años hasta el hospital Miguel Pérez Carreño, donde murió a la 1:30 de la tarde. No dio tiempo ni siquiera de intervenirlo.
Como todos los días, recordó su tía Yoselín Gascón, el chico salía con sus dos hermanos al Colegio Guadalupe Alfonso, que queda a tres cuadras de su casa, por eso se iban solos y regresaban igual. Allí el pequeño cursaba cuarto grado.
"Ese muchachito era un ejemplo, buen estudiante, obediente, cariñoso... ni salía de su casa. Un niño muy tranquilo", dijo su tía bastante compungida.
Su familia no supo decir qué bandas dirimían sus diferencias el miércoles en la tarde. Pero sí refirieron que por esa zona de Carapita "los tiroteos son el pan nuestro de cada día, a la hora que sea", dijeron.
Los policías, según los deudos, tampoco hacen mucho. "Nosotros no creemos en la justicia ni en los policías ni en las autoridades, sólo creemos en la justicia divina".
María Isoliett Iglesias
EL UNIVERSAL
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