martes, 20 de abril de 2010

VENEZUELA. Tiroteo en Gramoven deja tres jóvenes muertos y un herido

A la morgue de Bello Monte ingresaron 39 cuerpos de viernes a lunes

Octavia Salazar tiene miedo y justifica que sus hijos andaban armados por una amenaza previa (Venancio Alcázares)

Cuando empezaron a sonar las ráfagas y a escucharse los gritos, Octavia Salazar estaba en la cocina de su casa concinándole pollo a su hijo y a sus dos sobrinos que habían llegado de visita.

Era domingo. Seis y cinco de la tarde en el callejón Carabobo, calle 19 de Abril, cerca del Abasto San Antonio, en Gramovén Catia.

Ella soltó los utensilios y corrió a la puerta. Gritaba desesperada el nombre de su muchacho: Armando Carrillo de 22 años. Primero no lo ubicó, luego sí. Lo encontró muy cerca de la casa, herido. Así que lo cargó y lo llevó hasta la casa para que se guareciera. Luego volvió a salir. Desesperada buscaba a sus sobrinos Carlos Eduardo Salazar Ávila de 26 años y Francisco Javier Salazar Ávila de 24 años. Dio con ellos 10 minutos después.

Carlos Eduardo estaba en la casa que había sido de su hermano y su cuñada. Había corrido hasta allá cuando se le acabaron las balas, estimó Octavia, y sus agresores -los miembros de la banda "Los Negros Barloventeños"- lo remataron. Después de acribillarlo lo descuartizaron. Según Octavia lo agredieron con un hacha, una pala y un cuchillo.

A Francisco Javier sí lo encontró vivo y con la ayuda de algunos vecinos logró llevarlo hasta el Hospital Militar.

Octavia recordó que el problema entre los miembros de la banda de "los Negros Barloventeños" y su muchacho comenzó en octubre de 2009. Por ese problema que no quiso especificar, su hijo y sus sobrinos se fueron de la zona para Antímano y poco la visitaban. Sólo fueron el pasado 26 de diciembre y el domingo. En diciembre Armando recibió una amenaza, por eso el domingo llegaron armados. "Ellos tenían que defenderse", dijo Octavia.

En este tiroteo, Armando y Carlos lograron matar a un "negro barloventeño" que se llamaba Eber, dijo Octavia. La PM detuvo a cinco "Barloventeños".

Doble homicidio

Entre las doce y la una de la madrugada del domingo, justo en la puerta de la casa de su mamá, fueron asesinados los hermanos Javier Orlando y Peter Gabriel Amaya; uno de 24 años y el otro de 19 años.

Ellos estaban sentados frente a la casa que está al final de la calle 7 del sector Alí Primera del barrio Nuevo Horizonte. Compartían con otro joven.

Alexis Casado, hermano mayor de los dos jóvenes muertos, dijo que Javier había llegado de visita y había decidido quedarse esa noche. El domingo en la mañana bajaría hasta el Unicasa que está en el Centro Comercial Uslar para cumplir con su trabajo de aprendiz de carnicería y después se encontraría con su esposa para ir a comprar ropa para el bebé que viene en camino. Javier vivía en Kennedy, por Macarao.

Peter Gabriel sí vivía con su mamá. Ellos dos estaban con un amigo tomando en la puerta de la casa. De pronto llegaron tres sujetos armados. Sin decir nada comenzaron a disparar y descargaron casi todas sus cacerinas contra los hermanos. Al tercero lo hieren y no lo matan, recuerda Alexis, porque ya no tenían balas. Los hampones luego huyeron. Los cuerpos fueron levantados doce horas después de ocurrido el hecho.

Ellos fueron de los 39 que de forma violenta perdieron la vida en Caracas desde el viernes hasta el sábado.

Otro de ellos fue el detective de Polichacao, César Rodríguez de 31 años. Cuatro tiros recibió en medio de un forcejeo en Casalta cuando lo interceptaron para robarle el arma de reglamento. Él había ido al sector, vestido de civil, a visitar a su familia el domingo en la tarde.

Murió en el hospital de los Magallanes este lunes en la tarde. Esta baja se suma a la lista de funcionarios asesinados en Caracas durante 2010. Se trata del número 18.

María Isoliett Iglesias

EL UNIVERSAL

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