lunes, 22 de marzo de 2010

VENEZUELA. Se matan frente a víctimas por botín

El ataque era contra empresario pero terminaron plagiando a vecina

La inspección que realizaron los funcionarios del Cicpc duró por lo menos dos horas y media (VENANCIO ALCÁZARES)

Los tres maleantes se repartieron alrededor de la Ford Explorer vinotinto que a las 11:05 de la noche del sábado se estacionó frente al portón del estacionamiento del edificio Galerías Country, en Chapellín. El conductor esperaba a que la puerta abriera para poder entrar.

Durante los 10 segundos que se tardó la reja en correr por su carril, los tres hombres armados golpearon los vidrios de la camioneta y obligaron al chofer a abrir los seguros. Al ser cumplida la orden, los hampones se subieron en la Explorer y entraron a las residencias sin ser percibidos por los vigilantes del edificio.

En la camioneta no solo iba el conductor sino la mujer que lo había contratado como chofer y que esa noche regresaba a su casa de una reunión. Se trata de una dama francesa: María Eugenia Rorthans.

A ellos los sometieron apenas entraron. Con armas empuñadas, los obligaron a subir y a ella a tocarle el timbre a un vecino. Ese hombre, cuyo nombre no fue ofrecido por los funcionarios policiales, es un importante empresario.

"¡Toca y pídele agua!", le ordenaron a María Eugenia. Ella trató de negarse, pero ante la inminente amenaza de los cañones empuñados, accedió. Pero el hombre que buscaban nunca abrió la puerta.

Según la declaración que quedó en la policía científica, los ladrones decidieron ir hasta el apartamento de su señuelo. Allí tomaron todo lo que les pareció tenía algún valor: joyas, computadoras portátiles, perfumes usados y hasta ropa nueva. Con el botín recogido en unas maletas, los tres maleantes bajaron de nuevo al estacionamiento con su señuelo, el conductor y la joven que suele cuidar a las dos pequeñas de María Eugenia. Las niñas se quedaron solas dentro del apartamento. Ellas, al parecer, nunca se despertaron.

Abajo trataron de montarse en el Hyundai que usa el chofer de María Eugenia como taxi en una empresa. Pero el espacio no era suficiente y se decidieron por la camioneta.

Al salir de las residencias comenzó el paseo por cajeros para obligar a la mujer a darles dinero. Visitaron San Bernardino y Santa Mónica. Según relata la versión de los agraviados, dos carros, un Chevrolet Corsa y una Cherokee escoltaron el recorrido de la Explorer.

Dos paradas

Luego de sacar dinero en cajeros automáticos obligaron a la rubia a que manejara hasta El Guarataro.

Allí, en una de las laberínticas calles, se detuvieron. Los maleantes salieron y se entrevistaron con el líder del grupo.

Le informaron que no pudieron cumplir con la encomienda, relata la declaración. Luego el líder se acercó hasta la Explorer y le dijo a la dama: "No te preocupes, que yo también soy padre". Ella aprovechó para pedir que dejaran que su conductor manejara, que ella estaba nerviosa y que él conocía mejor la ciudad porque además era taxista. La complacieron.

Después de salir de El Guarataro siguieron con el paseo. Los tres autos en fila, explica la declaración, llegaron hasta la calle Circunvalación de la avenida San Martín y se detuvieron frente al bloque 4-A.

Seis tiros en enfrentamiento

Los tres antisociales que estaban dentro de la Explorer con los tres secuestrados, comenzaron a discutir. Se recriminaban no haber cumplido con la encomienda y no haber entregado todo el botín al líder.

Las palabras se acaloraron y los ánimos también. De pronto los maleantes -el que estaba en el puesto del copiloto y el que iba atrás del piloto- empezaron a dispararse. Seis detonaciones en total escucharon los moradores del bloque y fueron las que luego el Cicpc contó dentro de la camioneta.

Ambos delincuentes se mataron a tiros frente a sus tres víctimas. El tercero, cuya ubicación dentro del carro no fue especificada, resultó herido. Él, según explica la declaración que quedó en el Cicpc, al darse cuenta de que sus cómplices estaban muertos, tomó las armas de cada uno, se bajó de la camioneta y huyó.

Los dos carros que escoltaban también desaparecieron. Solos, con los dos sujetos desangrados, los tres secuestrados decidieron devolverse al edificio de Chapellín, Galerías Country.

Llegaron y se detuvieron en los puestos de visitantes y se bajaron despavoridos. De inmediato llamaron a la policía. Cuando llegaron ya eran las 3:15 de la madrugada.

Casi a las 4 de la mañana llegaron funcionarios de la PM.

Investigaciones y pruebas

A las 7:30 de la mañana efectivos del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, todos adscritos a tres departamentos distintos, arribaron para colectar pruebas y tomar declaraciones.

En la revisión, justo dentro de los bolsillos, encontraron mil bolívares -presumen que como resultado del paseo por cajeros- unos shorts nuevos y la foto del empresario que era el objetivo de aquella noche. La gráfica, según dijeron fuentes, tenía una inscripción en la parte de atrás.

María Isoliett Iglesias
EL UNIVERSAL

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