Agentes de la Policía Nacional, en un control en
un acceso a la capital. | Diego Sinova
La reorganización operativa de ETA ha disparado todas las alarmas. El atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos, el asesinato de dos agentes del Instituto Armado en Mallorca y las bombas contra restaurantes de la capital isleña han provocado que la Secretaría de Estado de Seguridad haya tensado la vigilancia en todas las consideradas "zonas caliente". Y entre estas áreas de máxima sensibilidad, donde todos los analistas entienden que ETA tiene puestos sus ojos, está Madrid.
Así, tras los últimos atentados, la Policía Nacional ha puesto en marcha un dispositivo de seguridad especial denominado operación Norte. La presencia policial en Madrid en los últimos días es muy importante.
Se trata de un despliegue especial encaminado "a la detección de miembros de ETA". Este dispositivo, elaborado por las Unidades de Intervención Policial (UIP) tiene un objetivo claro: localizar a los miembros "legales de ETA que se desplazan a Madrid". Es decir, según el documento que obra en poder de EL MUNDO, los dispositivos policiales en la capital se basan en el hecho de que ETA traslada miembros legales de forma habitual a Madrid. Además, se incide también en la localización de los elementos liberados (a sueldo de ETA) que tienen su infraestructura tanto en el país Vasco como en Francia. Tanto unos como otros son considerados elementos susceptibles de intentar perpetrar una acción terrorista en la capital.
Este despliegue especial ya fue puesto en marcha por primera vez el pasado mes de febrero. Ahora, tras los atentados de Burgos y Mallorca, se ha vuelto a activar. En el dispositivo, además de varias unidades de las UIP participan también agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid.
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