El comerciante había logrado evadir a los delincuentes que lo seguían
En Mariches el secuestro de comerciantes se ha incrementado en las últimas semanas (Paulo Pérez Zambrano)
"Hasta que por fin te agarramos Raúl, a la cuarta va la vencida"; con esas palabras comenzó el secuestro de Raúl Freites, cuando, después de haberse escabullido de los delincuentes durante seis meses, lo acorralaron en la calle ciega donde está su casa, en Mariches.
Era el Viernes Santo y Raúl, -cuyo nombre fue cambiado por su seguridad- había cerrado la panadería que tiene en la zona y se fue a su casa. Llegaba cerca de las 11:00 p.m. cuando vio un carro delante de él, pero para cuando intentó retroceder se dio cuenta de que dos vehículos más le habían trancado el paso.
Dos sujetos armados bajaron del carro frente a él. Sabía que ese momento iba a llegar así que se bajó de su Mazda y lo condujeron al carro de enfrente, mientras otro sujeto se subía a su automóvil.
Pronto le vendaron los ojos y le dijeron la frase que ahora recuerda. Sabe que el recorrido duró unos 45 minutos hasta que llegaron a una casa en una zona rodeada de maleza y donde dos sujetos lo custodiaban. Raúl cree que podría ser en Valles del Tuy porque rodaron durante un rato y desde Mariches es fácil llegar a Santa Lucía.
Raúl ahora cuenta: "Me siguieron hasta que lograron secuestrarme", tanto era la convicción de que tarde o temprano darían con él que había dispuesto un dinero para esa causa; aun así esa madrugada su familia y uno de sus socios se dedicaron a juntar una suma cercana a la que pedían los secuestradores por su liberación.
Cerca de las cinco de la madrugada los captores fijaron un lugar para concretar el pago del rescate. Eran cerca de las seis de la mañana cuando los sujetos lo dejaron en la entrada del túnel de La Planicie.
Ahora Raúl procura acompañar a su familia cuando sale de casa por temor a que vayan por ellos. Además ha comenzado a gestionar mudarse de la casa en la que ha vivido desde que llegó de su Portugal natal.
Pero el negocio es el mismo, y a Raúl le preocupa que de nada le ha servido la "colaboración" que le da a un funcionario policial porque esté pendiente de la panadería y de los socios, porque igual lo secuestraron.
Pero más grave aún es que otro de los dueños del negocio también está en la lista de los secuestradores.
Poco antes de que Raúl fuera secuestrado uno de sus socios fue víctima de un robo a la salida de un banco en Mariches. Por suerte había depositado casi todo el efectivo y los delincuentes se llevaron apenas 500 Bs.F.
El ataque fue sólo un robo porque en la zona había muchas personas y no se pudieron llevar al comerciante, pero pocas horas después recibió una llamada en la que le advertían: "Hoy te salvaste, pero tarde o temprano te agarramos".
Era el Viernes Santo y Raúl, -cuyo nombre fue cambiado por su seguridad- había cerrado la panadería que tiene en la zona y se fue a su casa. Llegaba cerca de las 11:00 p.m. cuando vio un carro delante de él, pero para cuando intentó retroceder se dio cuenta de que dos vehículos más le habían trancado el paso.
Dos sujetos armados bajaron del carro frente a él. Sabía que ese momento iba a llegar así que se bajó de su Mazda y lo condujeron al carro de enfrente, mientras otro sujeto se subía a su automóvil.
Pronto le vendaron los ojos y le dijeron la frase que ahora recuerda. Sabe que el recorrido duró unos 45 minutos hasta que llegaron a una casa en una zona rodeada de maleza y donde dos sujetos lo custodiaban. Raúl cree que podría ser en Valles del Tuy porque rodaron durante un rato y desde Mariches es fácil llegar a Santa Lucía.
Raúl ahora cuenta: "Me siguieron hasta que lograron secuestrarme", tanto era la convicción de que tarde o temprano darían con él que había dispuesto un dinero para esa causa; aun así esa madrugada su familia y uno de sus socios se dedicaron a juntar una suma cercana a la que pedían los secuestradores por su liberación.
Cerca de las cinco de la madrugada los captores fijaron un lugar para concretar el pago del rescate. Eran cerca de las seis de la mañana cuando los sujetos lo dejaron en la entrada del túnel de La Planicie.
Ahora Raúl procura acompañar a su familia cuando sale de casa por temor a que vayan por ellos. Además ha comenzado a gestionar mudarse de la casa en la que ha vivido desde que llegó de su Portugal natal.
Pero el negocio es el mismo, y a Raúl le preocupa que de nada le ha servido la "colaboración" que le da a un funcionario policial porque esté pendiente de la panadería y de los socios, porque igual lo secuestraron.
Pero más grave aún es que otro de los dueños del negocio también está en la lista de los secuestradores.
Poco antes de que Raúl fuera secuestrado uno de sus socios fue víctima de un robo a la salida de un banco en Mariches. Por suerte había depositado casi todo el efectivo y los delincuentes se llevaron apenas 500 Bs.F.
El ataque fue sólo un robo porque en la zona había muchas personas y no se pudieron llevar al comerciante, pero pocas horas después recibió una llamada en la que le advertían: "Hoy te salvaste, pero tarde o temprano te agarramos".
Laura Dávila Truelo
EL UNIVERSAL
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