La víctima recibió ocho balazos en el barrio Nuevo Horizonte de Catia
La familia Galindo pide justicia por el crimen (Fernando Sánchez)
Consternado por el hecho, Paulo Galindo detalló como su hijo, de 15 años, fue asesinado frente a su residencia, la tarde de este miércoles, en el sector El Manantial de Nuevo Horizonte, en Catia.
Pese a que intentó salvarle la vida, el esfuerzo fue infructuoso y el joven falleció en el hospital de Los Magallanes de Catia, durante una operación.
Recibió ocho impactos de bala, cuando fue atacado por dos pistoleros que llegaron en una buseta y le dispararon sin piedad. En ese instante, el joven estaba reunido con un grupo de amigos, quienes lograron guarecerse a tiempo.
Galindo relató, muy dolido, que su hijo había salido a comprar un sobre de canela para su madre. Una vez que regresó del mandato volvió a salir a la calle principal, a escasos metros de su residencia, a conversar con varios amigos, pese a que la madre le dijo que no saliera para que cenara.
"Al rato escuchamos unas detonaciones y salimos a ver qué pasaba. Vimos a nuestro hijo tirado en el piso herido", explicó Galindo aún tembloroso.
Testigos del hecho le comentaron que los pistoleros habían descendido del autobús, y luego de cometer el crimen huyeron caminando por unas escaleras cercanas hacia el sector Tamanaquito.
El menor estudiaba primer año de bachillerato en un liceo de la zona, y ayudaba a su padre en un puesto de economía informal. "Él no tenía problemas con nadie, lo que pasa es que esa banda de delincuentes anunció que iba a matar a todo aquel que estuviera en la calle por problemas con otros malandros de la zona", dijo angustiado.
Galindo sólo pide seguridad, pues en la zona reside con sus otros cinco hijos y considera que "las bandas armadas siembran terror".
Detalló, además, que el pasado año 2004 su hermano también fue asesinado en el mismo lugar donde le dispararon a su hijo. "Los mismos delincuentes que le provocaron la muerte a mi hermano Hipólito aquella vez, también me arrebataron a mi hijo, y lo peor es que no hay policías que actúen para capturar a esos sujetos", dijo.
Pese a que intentó salvarle la vida, el esfuerzo fue infructuoso y el joven falleció en el hospital de Los Magallanes de Catia, durante una operación.
Recibió ocho impactos de bala, cuando fue atacado por dos pistoleros que llegaron en una buseta y le dispararon sin piedad. En ese instante, el joven estaba reunido con un grupo de amigos, quienes lograron guarecerse a tiempo.
Galindo relató, muy dolido, que su hijo había salido a comprar un sobre de canela para su madre. Una vez que regresó del mandato volvió a salir a la calle principal, a escasos metros de su residencia, a conversar con varios amigos, pese a que la madre le dijo que no saliera para que cenara.
"Al rato escuchamos unas detonaciones y salimos a ver qué pasaba. Vimos a nuestro hijo tirado en el piso herido", explicó Galindo aún tembloroso.
Testigos del hecho le comentaron que los pistoleros habían descendido del autobús, y luego de cometer el crimen huyeron caminando por unas escaleras cercanas hacia el sector Tamanaquito.
El menor estudiaba primer año de bachillerato en un liceo de la zona, y ayudaba a su padre en un puesto de economía informal. "Él no tenía problemas con nadie, lo que pasa es que esa banda de delincuentes anunció que iba a matar a todo aquel que estuviera en la calle por problemas con otros malandros de la zona", dijo angustiado.
Galindo sólo pide seguridad, pues en la zona reside con sus otros cinco hijos y considera que "las bandas armadas siembran terror".
Detalló, además, que el pasado año 2004 su hermano también fue asesinado en el mismo lugar donde le dispararon a su hijo. "Los mismos delincuentes que le provocaron la muerte a mi hermano Hipólito aquella vez, también me arrebataron a mi hijo, y lo peor es que no hay policías que actúen para capturar a esos sujetos", dijo.
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