El Cicpc totalizó 43 homicidios ocurridos en Caracas durante el fin de semana
Los familiares de José Gregorio Ramírez Pernía, desesperanzados, dijeron que no esperan justicia para esta segunda pérdida (Fernando Sánchez)
El hombre llegó directo hasta donde estaba el muchacho, y frente a todos los que con él compartían un partido de basquetbol, le disparó.
En medio de la cancha ubicada en el kilómetro 12 de El Junquito, justo en el barrio Luis Hurtado, a las 4:05 de la tarde del domingo, cayó José Gregorio Ramírez Pernía, de 19 años, sin que hubiera tiempo de llevarlo hasta un centro asistencial para salvarlo. Lo acribillaron.
Esa tarde y hasta que su hermana Zulay Ramírez Pernía no se fuera del barrio, ninguno de sus familiares podía pisar esas tierras. Esa era la condición que los hijos del dueño de la casa que rentaba Zulay habían proferido. Si no la cumplían los matarían.
Desde hacía 10 meses, el dueño de la casa que rentaba Zulay le había pedido desocupación. Según recordó ella, habían conversado porque necesitaba un año de prórroga. Él solo le dio ocho meses.
Cuando se cumplieron los ocho meses de prórroga, y aunque ella no dejó de pagar ni un solo mes, uno de los sobrinos del dueño de la casa llegó hasta la residencia, recordó la propia Zulay, y con escopeta en mano la amenzó con matarla si no se iba. Aprovechó y amenazó a toda la familia.
El sábado pasado, cuando transcurrieron dos meses de las amenazas, Zulay, su esposo y sus hijos comenzaron la mudanza. El requerimiento expreso era que ninguno de los familiares de Zulay subieran desde el kilómetro ocho a ayudar.
José Gregorio "incumplió" el tratado al llegar a la cancha a disputar su final de basquetbol. "Eso fue una simple coincidencia. Él no subió a la mudanza sino al partido", dijo entre sollozos Zulay mientras esperaba en la Morgue de Bello Monte a que le entregaran el cuerpo de su hermano.
El que mató a José Gregorio es también sobrino del dueño de la casa. Según explicaron extraoficialmente, Angel González, el propietario de la residencia, es un hombre de dinero y al parecer protege a sus dos muchachos. Cada vez que supuestamente la Policía los ha capturado, Ángel al presuntamente paga para que los dejen libres.
"Nunca pensé que esto terminara así. Yo tenía 12 años viviendo en esa misma casa y nunca habíamos tenido problema alguno. Yo lo único que necesitaba era tiempo para mudarme, nada más. No debieron matar a mi hermano así", dijo Zulay.
José Gregorio fue de los 43 caraqueños que, este fin de semana, murieron en la ciudad entre las 8:00 a.m. del viernes hasta la misma hora del lunes.
Visitas repetidas Ya Zulay había visitado la Morgue de Bello Monte hacía ocho meses y también fue durante un fin de semana violento.
Jhony José Ramírez Pernía, de 21 años, murió atrapado en la línea de fuego de dos bandas rivales, que para entonces dirimían diferencias en los predios del barrio La Casona, en el kilómetro ocho de El Junquito.
Él, igual de José Gregorio, era albañil y trabajaba por su cuenta. "Desde entonces esperamos justicia y nada. Ya pisamos la morgue de Bello Monte por segunda vez y estamos seguros que en este caso tampoco el culpable pagará", dijo Zulay.
Se supo, según comentaron algunos moradores de la zona, que prefirieron mantener su nombre bajo la más estricta reserva, que funcionarios de la Policía Metropolitana habrían capturado al hermano del homicida -el que dos meses atrás amezó a Zulay con la escopeta- pero luego lo soltaron.
En medio de la cancha ubicada en el kilómetro 12 de El Junquito, justo en el barrio Luis Hurtado, a las 4:05 de la tarde del domingo, cayó José Gregorio Ramírez Pernía, de 19 años, sin que hubiera tiempo de llevarlo hasta un centro asistencial para salvarlo. Lo acribillaron.
Esa tarde y hasta que su hermana Zulay Ramírez Pernía no se fuera del barrio, ninguno de sus familiares podía pisar esas tierras. Esa era la condición que los hijos del dueño de la casa que rentaba Zulay habían proferido. Si no la cumplían los matarían.
Desde hacía 10 meses, el dueño de la casa que rentaba Zulay le había pedido desocupación. Según recordó ella, habían conversado porque necesitaba un año de prórroga. Él solo le dio ocho meses.
Cuando se cumplieron los ocho meses de prórroga, y aunque ella no dejó de pagar ni un solo mes, uno de los sobrinos del dueño de la casa llegó hasta la residencia, recordó la propia Zulay, y con escopeta en mano la amenzó con matarla si no se iba. Aprovechó y amenazó a toda la familia.
El sábado pasado, cuando transcurrieron dos meses de las amenazas, Zulay, su esposo y sus hijos comenzaron la mudanza. El requerimiento expreso era que ninguno de los familiares de Zulay subieran desde el kilómetro ocho a ayudar.
José Gregorio "incumplió" el tratado al llegar a la cancha a disputar su final de basquetbol. "Eso fue una simple coincidencia. Él no subió a la mudanza sino al partido", dijo entre sollozos Zulay mientras esperaba en la Morgue de Bello Monte a que le entregaran el cuerpo de su hermano.
El que mató a José Gregorio es también sobrino del dueño de la casa. Según explicaron extraoficialmente, Angel González, el propietario de la residencia, es un hombre de dinero y al parecer protege a sus dos muchachos. Cada vez que supuestamente la Policía los ha capturado, Ángel al presuntamente paga para que los dejen libres.
"Nunca pensé que esto terminara así. Yo tenía 12 años viviendo en esa misma casa y nunca habíamos tenido problema alguno. Yo lo único que necesitaba era tiempo para mudarme, nada más. No debieron matar a mi hermano así", dijo Zulay.
José Gregorio fue de los 43 caraqueños que, este fin de semana, murieron en la ciudad entre las 8:00 a.m. del viernes hasta la misma hora del lunes.
Visitas repetidas Ya Zulay había visitado la Morgue de Bello Monte hacía ocho meses y también fue durante un fin de semana violento.
Jhony José Ramírez Pernía, de 21 años, murió atrapado en la línea de fuego de dos bandas rivales, que para entonces dirimían diferencias en los predios del barrio La Casona, en el kilómetro ocho de El Junquito.
Él, igual de José Gregorio, era albañil y trabajaba por su cuenta. "Desde entonces esperamos justicia y nada. Ya pisamos la morgue de Bello Monte por segunda vez y estamos seguros que en este caso tampoco el culpable pagará", dijo Zulay.
Se supo, según comentaron algunos moradores de la zona, que prefirieron mantener su nombre bajo la más estricta reserva, que funcionarios de la Policía Metropolitana habrían capturado al hermano del homicida -el que dos meses atrás amezó a Zulay con la escopeta- pero luego lo soltaron.
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