lunes, 24 de noviembre de 2008

ARGENTINA. Para asaltar, nada más fácil que vestirse como un policía


Este fin de semana hubo dos atracos con armas en los que los ladrones vestían prendas de policías. Cómo consiguen el uniforme y por qué es tan difícil detectarlos antes de que sea demasiado tarde.

Un bombacha (pantalón azul) vale $140; una gorra negra o azul con la inscripción de la Policía de Mendoza (o no), $25; un kepi (gorro de seccional), $35; un chaleco de transporte (de tela), $90; una remera negra o azul, $55; borceguíes, $150. Que un asalto cuente con un 90 por ciento de posibilidades de que salga perfecto, no tiene precio.

Entre la noche del viernes y la madrugada de ayer hubo dos golpes a mano armada en los que los delincuentes vestían ropas policiales. Uno ocurrió en un taller mecánico de Godoy Cruz y el restante en un mercado de la Sexta Sección. Ambos, como sucede en los más de los casos en los que aparecen en acción los falsos efectivos, fueron exitosos para los asaltantes.

¿Es sencillo lograr acceder a la ropa policial sin ser un policía? A priori no. "Nosotros tenemos que llevar la identificación policial o bien el bono de sueldo para que nos entreguen la ropa (que pagamos de nuestros bolsillos), de otro modo, los vendedores se pueden negar a vendernos", explicaba ayer uno de los efectivos que se derretía al sol en calle San Martín.

En Mendoza, las casas de ropa que más visitan los policías son Rerda y Modas Argentinas. Hubo otra hasta hace un año que cerró sus puertas.

En acuerdos entablados con el Ministerio de Seguridad, esas casas son las que, por caso, pueden vender los escudos policiales que después se cosen o se abrojan a las camisas celestes para que todo un delincuente pueda parecerse a todo un policía.


Si bien está claro lo que explicó uno de los uniformados en cuanto a presentar la credencial o el bono de sueldo para acceder a una prenda policíaca, "hay casos -depende el vendedor- en que no se pide nada de eso y como el vendedor debe vender, entrega ropa de trabajo a personas que no son policías", según explicaba otro de los efectivos consultados por este diario en la tarde de ayer.

Fácil de combinar

Para el comisario inspector Jorge Basualdo, uno de los jefes de Investigaciones, el hecho de los ladrones parecidos a policías es algo que "se puede evitar a medias; o en en el mejor de los casos, se puede tratar de que no sea tan sencillo conseguir esas prendas".

En ese sentido, para Basualdo la vestimenta de la policía de Mendoza y de gran parte del país es fácilmente combinable y sencilla de conseguir.

"Si alguien se pone un pantalón azul oscuro, una camisa celeste y una gorra oscura, es muy probable que alguien lo confunda con un efectivo. Además, desde que aparecieron con fuerza las agencias de seguridad, hubo muchas de ellas cuyos uniformes son demasiado parecidos a los nuestros", expresaba Basualdo por teléfono.

Por eso, uno de los pedidos con que cuentan los policías de calle ante la presencia de alguien que se le parece mucho en la vestimenta, es interrogarlo. "Si un efectivo ve a alguien que se parece a un efectivo y le parece sospechoso, tiene la obligación de hablar con él para ver qué está haciendo y porqué está vestido de ese modo". De hecho hay a menudo casos de sujetos que son detenidos a partir de que su ropa llama demasiado la atención.

Ropa prestada

La frase "ropa prestada" es una de las tantas con que alguna gente hace referencia a la policía a la hora de menoscabarla. De todos modos, el mote no entra de lleno en lo real ya que los efectivos policiales de Mendoza sólo reciben la totalidad de su uniforme sin cargo la primera vez que acceden a él.

A partir de entonces deben poner dinero de sus bolsillos para comprar las prendas cuando se ponen viejas o se rompen. En el bono de sueldo de los cargos más bajos, existe un ítem que es mantenimiento de uniforme y que hoy ronda los 50 pesos al mes.

Según el comisario inspector Basualdo no sólo en la manera de combinar los colores, los delincuentes quieren parecerse a los policías, "muchas veces se han dado casos de efectivos a los que les robaron el bolso del auto y en el bolso tenían el uniforme policial. Otras veces ocurrió lo mismo en los robos a la casa particulares de los policías".

Para Basualdo, "todo uniforme -policial o no- le sirve al delincuente ya que puede despistar más con el engaño".

De todos modos, hace cuatro años, en un golpe a un blindado que fue perpetrado por ladrones vestidos como policías, salió a la luz que los ladrones eran policías y en ese momento se encontraban en horario de servicio. En ese caso, el uniforme no tuvo nada que ver.


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