Las convencían para venir a España a trabajar
Efe, Barcelona
Una red de proxenetas desarticulada por la Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona esta semana en el barrio del Raval se "nutría" de mujeres rumanas que eran literalmente vendidas por unos supuestos novios con la promesa de trabajar en España. En esta operación policial, llamada "Alejandría", se detuvieron a 44 personas de las que 31 han ingresado ya en prisión por delitos de asociación ilícita, favorecimiento de la prostitución y explotación sexual, entre otros.
La Jefatura Superior de Policía de Cataluña informa ayer de que las mujeres eran captadas entre la clase social más necesitada de la región de Pitesi (Rumanía), por hombres que se hacían pasar por sus novios o compañeros, les hacían regalos y las convencían de venir a España a trabajar.
Algunas de las mujeres sabían que venían a prostituirse pero la mayoría eran obligadas a hacerlo cuando llegaban mediante amenazas, coacciones e incluso agresiones físicas. La policía constató que el día a día de estas mujeres era muy duro y se iniciaba hacia las nueve de la mañana y podía finalizar por la noche, tras ser obligadas a realizar entre 10 y 12 servicios sexuales.
Una red de proxenetas desarticulada por la Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona esta semana en el barrio del Raval se "nutría" de mujeres rumanas que eran literalmente vendidas por unos supuestos novios con la promesa de trabajar en España. En esta operación policial, llamada "Alejandría", se detuvieron a 44 personas de las que 31 han ingresado ya en prisión por delitos de asociación ilícita, favorecimiento de la prostitución y explotación sexual, entre otros.
La Jefatura Superior de Policía de Cataluña informa ayer de que las mujeres eran captadas entre la clase social más necesitada de la región de Pitesi (Rumanía), por hombres que se hacían pasar por sus novios o compañeros, les hacían regalos y las convencían de venir a España a trabajar.
Algunas de las mujeres sabían que venían a prostituirse pero la mayoría eran obligadas a hacerlo cuando llegaban mediante amenazas, coacciones e incluso agresiones físicas. La policía constató que el día a día de estas mujeres era muy duro y se iniciaba hacia las nueve de la mañana y podía finalizar por la noche, tras ser obligadas a realizar entre 10 y 12 servicios sexuales.
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