
Durante el fin de semana se registraron 45 homicidios en la capital
LAURA DÁVILA TRUELO // CON INFORMACIÓN DE MARYSABEL SÁNCHEZ BOUTTÓ.
EL UNIVERSAL
Después de dedicar su vida a cuidar a su familia y ver crecer a sus hijos, Marisol Rosales, de 47 años, consiguió un trabajo como camarera nocturna en el hotel Alba Caracas. Cada noche su esposo la acompañaba en el metro hasta que llegaba al hotel y a la mañana siguiente, ya con la luz del día, ella regresaba sola a casa. Pero la noche del sábado ni la compañía de su esposo fue suficiente para protegerla de los sujetos que dispararon contra el conductor de un Corsa que se resistió a entregar su carro.
Marisol Rosales ya había atravesado la avenida Lecuna a las 10:20 de la noche. cuando le dijo a su esposo: "Ay, me pegó algo", luego cayó desmayada.
Con auxilio de los Bomberos fue llevada a Lídice, donde falleció por un derrame interno.
Una de sus hijas, Yesenia Millán, relató que en la avenida unos asaltantes estaban tratando de robar un carro y el conductor no quiso entregarlo, los delincuentes comenzaron a disparar y, según les contó la gente de la zona, el conductor del carro también resultó herido.
Millán dice que su papá no se explica cómo pasaron las cosas, pues él ni recuerda el tiroteo.
Su hija dice que siempre le advertía que no se bajara en la estación del metro de Nuevo Circo, porque eso allí es muy solo, que era preferible que se quedara en Bellas Artes.
Marisol era madre de cuatro hijos de 11, 17, 25 y 30 años, y tenía poco más de siete meses en su nuevo trabajo.
Ahora el yerno de Rosales comenta decepcionado: "Ella perdió la vida por ir a trabajar".
Otras muertesJimmy Morillo, de 25 años, recibió tres disparos en el sector Los Mecedores de La Pastora. El hecho ocurrió a la 1:00 a.m. del sábado y, según lo que relata su hermana, Yulitza Martínez, Jimmy tenía una rencilla con otro muchacho, por lo que se presume fue una venganza.
Unos amigos lo trasladaron al hospital Vargas, donde falleció. Morillo se ganaba la vida como mensajero motorizado; su hermana recibió la noticia y viajó desde El Tigre, Anzoátegui, a reclamar el cuerpo y el lunes en la mañana no se lo habían entregado todavía.
Dos horas después, a las tres de la mañana, murió un joven de 15 años que estaba con unos amigos en la cancha del sector Los Mangos, en La Dolorita, cuando llegaron unos sujetos y le dispararon en el costado derecho. Sus compañeros lo trasladaron a la Clínica La Dolorita, a la que ingresó sin signos vitales.
El adolescente era estudiante de bachillerato y pasaba unos días en casa de su hermana en Los Teques. Vino a Caracas el fin de semana a concretar un trabajo como ayudante de su cuñado para estar ocupado durante las vacaciones escolares.
El joven era el menor de diez hermanos; su cuñada, Adriana Castellanos, dijo indignada que en el terminal de La Dolorita existe un módulo de Polisucre en el que nunca hay funcionarios. Denunció que el sector se encuentra desprotegido, puesto que "cuando se arman las balaceras, los policías nunca están; parece que se esconden y, cuando aparecen, lo que hacen es matraquear a la gente. Hay que ponerle un parao a esto".
También en Petare, pero la madrugada del lunes, un joven fue asesinado en La Bombilla, apenas horas después de que allí terminara el Aló Presidente.
Estas son parte de las al menos 53 muertes violentas ocurridas en Caracas entre la mañana del viernes y la del lunes. Al menos 45 fueron homicidios: nueve de ellos en Petare.
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