MARÍA ISOLIETT IGLESIAS
EL UNIVERSAL
Están en un estado de completa indefensión, o por lo menos así se sienten, y por eso los vecinos del 23 de Enero lo aseguran con completa vehemencia. Temen dar sus nombre, porque pueden cometer algún error y decir lo que no deben, y pagar con sus vidas tal atrevimiento.
Pero la mayoría no está de acuerdo con la autoridad que ha ganado cada uno de los grupos sociales que hacen vida en todo la parroquia. "¿Cómo es posible que estén armados y hagan y deshagan a su voluntad? eso es peligrosísimo. Nosotros necesitamos a la Policía Metropolitana y a la Guardia Nacional para que pongan coto a tanta violencia", dicen varios.
Aseguran que los propios colectivos son bandas organizadas. "Sus integrantes también son delincuentes... cómo es posible que todos estén armados. Eso en el 23 de Enero se les fue de las manos", aseguraron.
Esa anarquía de la que hablan los moradores fluctúa según la época. Estos días pasados pareciera ser una de esas. En tres días se han reportado cuatro homicidios. El último ocurrió el miércoles a eso de las 11:45 de la noche, según explicaron fuentes de la Policía Metropolitana. Desde un carro le dispararon a Jackson Almeida.
Todos los tiros los recibió por la espalda. Él estaba, según indicaron los uniformados, en el estacionamiento del Bloque 52 de Sierra Maestra en el 23 de Enero. Arreglaba algo en la maleta de su carro cuando fue alcanzado por la ráfaga.
Él se convirtió en la cuarta víctima. Todo comenzó el domingo. Ese día, debido a un reclamo que un vecino le hiciera a otro, fueron dos los asesinatos. Cinco personas resultaron heridas.
El martes en la noche, el turno fue para un funcionario de la Policía Militar. Según explicaron fuentes del Cicpc, fueron los integrantes de la banda "Los Panaderos" los responsables de esa muerte. Al parecer se enfrentaban con los miembros de uno de los grupos sociales.
Pero esa no es la única muestra de anarquía. Por ejemplo, hace un mes y medio, aproximadamente, en un patrullaje que hacía una pareja de motorizados de la PM y en el que detuvieron a otros dos motorizados para revisarlos, los grupos sociales arremetieron contra los uniformados.
Una semana después, los mismos "líderes vecinales" le quemaron la moto a un efectivo que cumplía con patrullar la zona.
Sin embargo, y a pesar de los ataques, los funcionarios de la Policía Metropolitana continúan haciendo recorridos, pero sin detenerse en alguna parte.
"Nosotros cumplimos, pero preferimos preservar nuestras vidas. Tanto que cuando hay eventos en la zona los que se encargan de toda la logística de seguridad son los miembros de los grupos sociales", concluyó un efectivo quien prefirió mantenerse anónimo.

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