jueves, 21 de enero de 2010

VENEZUELA. Tomó una carrera en el Clínico y apareció muerto en El Valle

Un taxista y dos conductores de bus han sido asesinados en 20 días de 2010

Según los compañeros de Páez, el joven subió a dos hombres en su unidad, éstos le dispararon y se llevaron el carro (Eduardo Fuentes)

Tras el volante Edwis Enrique Páez Esquivel, de 27 años, era un abnegado trabajador que arrancaba su jornada antes del amanecer, pero en la calle era un activo seguidor del presidente Chávez que, cuenta su familia, creía firmemente en que "el Proceso" va bien. "Mi hijo se le rompieron los zapaticos buscándole votos a Chávez, llevaba a la gente en su carro a votar, y me lo matan así, como un perro", dice ahora la mamá de Páez, Eduviges Esquivel, quien peleaba con su hijo por creer ciegamente en el actual gobierno.

La mañana de este miércoles Esquivel supo que su hijo había muerto a causa de la inseguridad. Cerca de las 5:00 a.m. Páez estaba en la parada de la línea Sociedad Civil Ciudad Universitaria, frente al hospital Clínico, cuando dos sujetos llegaron, uno al parecer se hacía pasar por enfermo, y pidieron una carrera. Dispuesto siempre a trabajar el joven los llevó, pero a las 5:45 de la mañana el joven fue dejado muerto en la vereda 53 del sector Los Cedros, frente a la Asociación de Cooperativa de Transporte Carabobo Tiuna en El Valle. Los dos hombres le robaron las pertenencias, le dieron un disparo en el cuello y se llevaron su carro, un Nissan Sentra azul, placas MBJ-28M.

Miguel Villegas, uno de sus compañeros en la línea de taxi, cuenta que se enteran de lo ocurrido porque un chofer de otra línea lo vio y fue a avisarle a sus compañeros. Dice que episodios de este tipo son constantes pues la universidad es autónoma y no hay protección policial en la zona, eso hace que los choferes sean víctimas de hasta tres asaltos al día.

Villegas comenta que los delincuentes se hicieron pasar por pacientes, pero dice que hay que tener cuidado: "Uno en esos casos aconseja que entreguen el carro, pero uno no sabe cómo va a reaccionar, quizás opuso resistencia y por eso lo mataron".

Víctimas del hampa Páez es el tercer conductor de transporte público que es asesinado en lo que va de año. El primero fue Agustín Mejías, de 32 años, asesinado el viernes 8 de enero a la misma hora que Páez, pero su muerte ocurrió cuando sujetos dispararon dentro de su unidad en el sector Los Cangilones de La Vega. Ese mismo día, pero a las 11:00 p.m. mataron a Omer Salazar, de 51 años, chofer de la línea de El Observatorio, ultimado detrás del Periférico de Catia donde lo interceptaron para robarlo, aunque no llevaba pasajeros.

Otro de los compañeros de Páez, Félix Rondón, dice que el muchacho era un gran trabajador y explicó que tenía unos cinco años en la línea, antes trabajaba con otro carro, pero lo ayudaron y logró comprar el Nissan Centra. Explican que esta es la primera vez que Páez era víctima de la inseguridad.

Dice que la línea tiene 52 años funcionando, pero la inseguridad se ha intensificado en los últimos tiempos. "Evitar ser una víctima es difícil porque es un trabajo de alto riesgo, uno ve gente bien vestida, pero por dentro están podridos, lo único que podríamos hacer es colocar detectores de metales".

Engañados La mamá de Páez no paraba de llorar, cuando hablaba de su hijo regresaban las lágrimas y a la indignación: "Anoche pasó por la casa, él vivía a unos cien metros de nosotros, en una habitación. Siempre discutía con él por Chávez, él decía que lo está haciendo bien, pero que lo tienen engañado; engañados estamos todos por este gobierno".

Cuenta que su familia siempre ha vivido en Hoyo de la Puerta, y que justo hace pocos días Páez le estaba diciendo que se quería mudar a un apartamento porque por su casa mataron a un taxista recientemente. Páez era bachiller en Contabilidad y pensaba estudiar esa carrera en la Universidad Bolivariana.

Además el joven trabajaba de 5:00 a.m. a 2:00 p.m. y en las tardes solía jugar fútbol con un equipo de su comunidad.

El papá del joven, Osterman Páez, comentó que Edwis era el mayor de sus tres hijos: "Aquí los únicos que están seguros son los funcionarios, qué habría pasado si fuera un hijo del ministro del Interior y Justicia. Con el armamento que hay en la calle a cualquiera lo matan".

La mamá del joven dice que espera que las autoridades hagan algo. Esto es una inseguridad increíble, ojalá hagan algo para los que queden, no hay necesidad de que una madre pase por esto".

Lo que su familia más lamenta es que toda la fe que el joven tenía en el Gobierno, no sirvió para protegerlo de la violencia que impera.


Laura Dávila Truelo
EL UNIVERSAL

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