Una de las víctimas fue un alumno de la Unimet que salía del Caracas-Magallanes
Familiares de Ramos, estudiante de la Humboldt, dijeron que el carro por el que lo mataron fue regalo de graduación de bachillerato (Fernando Sánchez)
"Íbamos a protestar por el compañero que mataron en Mérida y nos encontramos con la sorpresa de que a uno de nuestros propios estudiantes lo asesinaron anoche a la salida de un juego", comenta Nicolás Cárdenas, presidente del Consejo de Estudiantes de la Universidad Metropolitana.
Rafael Alejandro Yánez, de 20 años, salió pasadas las 11:30 de la noche del juego de Caracas y Magallanes en el estadio Universitario. Iba solo en su Toyota Yaris gris cuando muy cerca del estadio, en el paseo Los Ilustres, frente a la estación del metro de Ciudad Universitaria, fue interceptado por unos sujetos. Todo indica que Yánez se resistió a entregar el carro y le dispararon, hiriéndolo en la cabeza, unos pocos metros más allá chocó con un poste. Los delincuentes huyeron sin llevarse el vehículo.
Cárdenas explica que Yánez era estudiante de quinto semestre de Administración de la Unimet y que había ido al estadio con un grupo de amigos, los que lo consiguieron en el carro poco después de lo ocurrido.
El joven fue trasladado al Hospital Universitario, pero ingresó sin vida. Tránsito se llevó el carro alterando la escena del crimen. La mañana del miércoles, Juan Carlos Yánez, tío del joven, puso la denuncia en la Subdelegación del Cicpc en Santa Mónica, así se supo del homicidio.
Ahora, mientras la familia prepara el sepelio, los estudiantes se organizan para seguir las protestas por las muertes.
También por el carro fue asesinado Olivis Daniel Ramos Álvarez, de 21 años. Candy García, era la novia de Olivis desde hacía un año y cinco meses, y además estudiaba con él sexto semestre de Comercio Internacional en la Universidad Alejandro Humboldt. El martes primero de diciembre, Olivis fue a cambiarle el aceite a su carro, un Aveo azul, 2007, placas MFJ-53H, en Plaza Venezuela; y en la tarde volvió a su casa en la avenida Principal de El Cementerio. Salió para la universidad, pero primero buscaría a Candy en su casa en Petare, pero nunca llegó.
Sus allegados comenzaron a repartir volantes con su foto por si alguien sabía de él. Fueron a la morgue, pero no estaba por su nombre, y siguieron. Una de sus amigas entregó el volante a unos policías amigos y uno de ellos dio con Olivis el lunes en la morgue y llamó a la familia.
Olivis fue hallado muerto el 2 de diciembre en Las Barrancas de El Cementerio, no tenía identificación y el carro se lo llevaron. Tenía cuatro heridas de bala, casi todas en el rostro.
Compañeros del joven se reunieron en la medicatura forense impactados por la muerte del chico: "él era una persona supercarismática y buen estudiante, siempre nos íbamos de viaje en grupo", cuenta Rosmary Torres, una de sus amigas.
Candy cuenta que Olivis laboraba en transporte de una empresa cervecera, pero hacía seis meses lo dejó y estaba trabajando con su papá en un puesto en el mercado de El Cementerio. "Él quería graduarse para montar su propio negocio".
Los planes de Olvis de acampar en el Ávila este diciembre con sus amigos se terminaron con el ataque en el que le robaron el carro.
Desde el primero de diciembre tres universitarios han sido asesinados para quitarles el carro: el primero de ellos fue Fedor Alejandro Vilachá, de 23 años, la madrugada del primero de diciembre a manos de unos sujetos que pretendían despojarle de su carro en el Distribuidor Metropolitano, frente a Terrazas del Ávila.
El dirigente estudiantil de la Unimet comentó respecto a la muerte de Yánez y la violencia: "le tocó a él como le pudo haber tocado a cualquier otro".
EL UNIVERSAL
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