De viernes a domingo, hubo 23 ingresos a la morgue de Bello Monte
Los familiares del adolescente exigieron justicia (Fernando Sánchez)
Se escuchó una sola detonación. Esa alertó a los dos jóvenes que caminaban sobre la pasarela en el sector Las Brisas de la Cota 905 y por eso intentaron correr. Pero, inmediatamente después de haberse producido la explosión, el joven de 16 años se desvaneció encima de la escalinata. Eran las 4:30 de la mañana del sábado.
Su amigo, cuando volteó para verificar que juntos bajarían de la pasarela, lo vio desmayado a mitad de camino. Al devolverse para ver qué había ocurrido, se dio cuenta que el adolescente había resultado herido en el cuello.
De inmediato pidió ayuda, y logró llevar al muchacho hasta el Hospital Miguel Pérez Carreño. Allí falleció.
Según relató José Briceño, uno de los hermanos mayores del adolescente, el joven estaba en la casa de unos amigos, todos compañeros de trabajo. A las 4:30 a.m. salió rumbo a su residencia, allí mismo en la Cota 905.
Él trabajaba como despachador en un panadería. Tenía cuatro meses en Caracas. Según su hermano, había llegado desde Monte Carmelo (Trujillo) a pasar unos meses y así conocer la ciudad. Tenía previsto volver en diciembre.
Vivía en una habitación de una residencia. La compartía con amigos que trabajaban con él en la panadería. Era el quinto de siete hermanos.
Su hermano José, el único que viven en Caracas, esperaba paciente en la morgue de Bello Monte para que le entregaran el cuerpo de su familiar, y así enrumbarse a Trujillo, donde lo velarían y enterrarían.
Este adolescente fue de los 23 infortunados que de viernes a domingo perdieron la vida a tiros en Caracas. Ése, según fuentes del Cicpc, fue el número de ingresos que registró la medicatura en dos días.
Pero cabe destacar, que aunque ingresaron entre la noche del viernes y parte del día sábado, todos perdieron la vida entre las 6:00 pm del viernes y las 8:00 am del sábado.
Otro de los infortunados fue Johan Alberto Correa Caña, de 24 años. Lo asesinaron el viernes a las 10:00 p.m. en el barrio Vista Hermosa de San Blas, sector seis. Al parecer, transgredió la frontera, y la banda de la zona le cobró con su vida haber pisado, zona, para él prohibida, por vivir en otro sector del mismo barrio. mii
Su amigo, cuando volteó para verificar que juntos bajarían de la pasarela, lo vio desmayado a mitad de camino. Al devolverse para ver qué había ocurrido, se dio cuenta que el adolescente había resultado herido en el cuello.
De inmediato pidió ayuda, y logró llevar al muchacho hasta el Hospital Miguel Pérez Carreño. Allí falleció.
Según relató José Briceño, uno de los hermanos mayores del adolescente, el joven estaba en la casa de unos amigos, todos compañeros de trabajo. A las 4:30 a.m. salió rumbo a su residencia, allí mismo en la Cota 905.
Él trabajaba como despachador en un panadería. Tenía cuatro meses en Caracas. Según su hermano, había llegado desde Monte Carmelo (Trujillo) a pasar unos meses y así conocer la ciudad. Tenía previsto volver en diciembre.
Vivía en una habitación de una residencia. La compartía con amigos que trabajaban con él en la panadería. Era el quinto de siete hermanos.
Su hermano José, el único que viven en Caracas, esperaba paciente en la morgue de Bello Monte para que le entregaran el cuerpo de su familiar, y así enrumbarse a Trujillo, donde lo velarían y enterrarían.
Este adolescente fue de los 23 infortunados que de viernes a domingo perdieron la vida a tiros en Caracas. Ése, según fuentes del Cicpc, fue el número de ingresos que registró la medicatura en dos días.
Pero cabe destacar, que aunque ingresaron entre la noche del viernes y parte del día sábado, todos perdieron la vida entre las 6:00 pm del viernes y las 8:00 am del sábado.
Otro de los infortunados fue Johan Alberto Correa Caña, de 24 años. Lo asesinaron el viernes a las 10:00 p.m. en el barrio Vista Hermosa de San Blas, sector seis. Al parecer, transgredió la frontera, y la banda de la zona le cobró con su vida haber pisado, zona, para él prohibida, por vivir en otro sector del mismo barrio. mii
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