Jaime Lugo, de 23 años, fue ultimado en el barrio San Antonio de El Valle
Francisco Lugo no espera justicia, sólo cree en justicia divina (F.Sánchez)
En el barrio San Antonio de El Valle, este miércoles a las 6:30 de la tarde, unos maleantes asesinaron a tiros a Jaime Alejandro Lugo, de 23 años.
El joven, un perito mecánico de motos, según su padre Francisco Lugo, esperaba a esa hora frente a un edificio de la zona para entregar la moto que recién había reparado. Mientras lo hacía, unos sujetos lo interceptaron e intentaron quitársela. Jaime se resistió y le dispararon varias veces. Cuando ya estuvo en el piso, los maleantes tomaron el vehículo y huyeron.
Al joven lo trasladaron hasta el Hospital Clínico Universitario. Allí murió al poco rato de su ingreso. Desde ese centro asistencial le avisaron a su padre. A las 7:30 de la noche, Francisco recibió la llamada. Estaba en su trabajo cuando le dieron la noticia. Desde su oficina en el Centro Comercial El Valle, Francisco se fue hasta el hospital, pero cuando llegó su hijo ya estaba muerto. Jaime, según recordó Francisco, se dedicaba a la reparación de motos desde hacía dos años, aproximadamente.
Su trabajo lo hacía por los predios de su casa en el barrio Bruzual, también de El Valle. Allí vivía con su esposa y con su hijo de dos años.
Era el hijo menor de Francisco, de cuatro en total que tuvo con su esposa. Además de ser mecánico, experto en motos, jugaba basquetbol en el barrio. "Era bueno en ese deporte", dijo Francisco.
El padre del joven asesinado aseguró no creer en ninguna autoridad. "Yo sólo creo en Dios", dijo resignado.
"A las autoridades ya no les digo nada. Cualquier llamado que se hace desde esta morgue todos los días es en vano, qué otra cosa les puedo decir yo, si ya todo se ha dicho... aquí hay más muertos que en una guerra, y no estamos peleando con nadie", dijo desesperanzado Francisco.
El joven, un perito mecánico de motos, según su padre Francisco Lugo, esperaba a esa hora frente a un edificio de la zona para entregar la moto que recién había reparado. Mientras lo hacía, unos sujetos lo interceptaron e intentaron quitársela. Jaime se resistió y le dispararon varias veces. Cuando ya estuvo en el piso, los maleantes tomaron el vehículo y huyeron.
Al joven lo trasladaron hasta el Hospital Clínico Universitario. Allí murió al poco rato de su ingreso. Desde ese centro asistencial le avisaron a su padre. A las 7:30 de la noche, Francisco recibió la llamada. Estaba en su trabajo cuando le dieron la noticia. Desde su oficina en el Centro Comercial El Valle, Francisco se fue hasta el hospital, pero cuando llegó su hijo ya estaba muerto. Jaime, según recordó Francisco, se dedicaba a la reparación de motos desde hacía dos años, aproximadamente.
Su trabajo lo hacía por los predios de su casa en el barrio Bruzual, también de El Valle. Allí vivía con su esposa y con su hijo de dos años.
Era el hijo menor de Francisco, de cuatro en total que tuvo con su esposa. Además de ser mecánico, experto en motos, jugaba basquetbol en el barrio. "Era bueno en ese deporte", dijo Francisco.
El padre del joven asesinado aseguró no creer en ninguna autoridad. "Yo sólo creo en Dios", dijo resignado.
"A las autoridades ya no les digo nada. Cualquier llamado que se hace desde esta morgue todos los días es en vano, qué otra cosa les puedo decir yo, si ya todo se ha dicho... aquí hay más muertos que en una guerra, y no estamos peleando con nadie", dijo desesperanzado Francisco.
María Isoliett Iglesias
EL UNIVERSAL
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