El homicida simuló ser un cliente y de repente descargó su pistola
El asesino disparó su arma de fuego y después huyó del local (Fernando Sánchez)
A las 2:00 a.m. del miércoles ingresó un hombre bien vestido al Bodegón del Prado, pidió una copa, observó a su alrededor, regresó a su auto y volvió armado al lugar para asesinar a un joven vendedor de seguros que compartía con unos amigos.
"No se metan que voy por él", dijo el sujeto cuando ingresaba de nuevo al local para luego descargar su pistola sobre la humanidad de Miguel Ángel Caro Díaz, de 30 años de edad. La víctima recibió al menos seis disparos en el cuerpo.
En el restaurante, situado en la avenida Río de Oro, se hallaba el corredor de seguros; su novia, Marlin Catano, de 19 años; su cuñado, Key Catano, de 28 y otras dos personas. "Eso fue horroroso. Yo no estaba aquí, pero mis empleados me dijeron que hasta los mesoneros salieron corriendo. Lo lamentable es que tenemos poco tiempo aquí. Estábamos preparando la fiesta del Día de la Madre. Esto nos va a afectar la clientela", dijo el encargado Paulo Zambrano.
El establecimiento dispone de seguridad interna y externa. A ningún cliente se le permite ingresar armado. Tal vez por ello el criminal ingresó como un cliente más y luego simuló haber olvidado algo en su vehículo. Los testigos dijeron que en realidad sacó la pistola que ocultaba en la guantera del auto.
A la morgue de Bello Monte acudió una robusta mujer quien dijo ser esposa de la víctima. "Nosotros vivimos en La Guaira. Estamos casados desde hace nueve años. Tenemos dos hijos de siete y nueve años. No entiendo nada de lo que pasó", dijo.
Los empleados del local sostienen que el móvil del crimen fue pasional, aunque los detectives de la policía científica manifiestan que es muy prematuro adelantar cualquier hipótesis.
El joven Key Catano recibió dos disparos en el pecho y el temporal izquierdo. Tuvo que ser ingresado en una clínica privada. Los investigadores de la subdelegación Santa Mónica del Cicpc colectaron algunas conchas de proyectiles y procedieron a citar a los pocos testigos del homicidio que se quedaron en el local comercial.
"No se metan que voy por él", dijo el sujeto cuando ingresaba de nuevo al local para luego descargar su pistola sobre la humanidad de Miguel Ángel Caro Díaz, de 30 años de edad. La víctima recibió al menos seis disparos en el cuerpo.
En el restaurante, situado en la avenida Río de Oro, se hallaba el corredor de seguros; su novia, Marlin Catano, de 19 años; su cuñado, Key Catano, de 28 y otras dos personas. "Eso fue horroroso. Yo no estaba aquí, pero mis empleados me dijeron que hasta los mesoneros salieron corriendo. Lo lamentable es que tenemos poco tiempo aquí. Estábamos preparando la fiesta del Día de la Madre. Esto nos va a afectar la clientela", dijo el encargado Paulo Zambrano.
El establecimiento dispone de seguridad interna y externa. A ningún cliente se le permite ingresar armado. Tal vez por ello el criminal ingresó como un cliente más y luego simuló haber olvidado algo en su vehículo. Los testigos dijeron que en realidad sacó la pistola que ocultaba en la guantera del auto.
A la morgue de Bello Monte acudió una robusta mujer quien dijo ser esposa de la víctima. "Nosotros vivimos en La Guaira. Estamos casados desde hace nueve años. Tenemos dos hijos de siete y nueve años. No entiendo nada de lo que pasó", dijo.
Los empleados del local sostienen que el móvil del crimen fue pasional, aunque los detectives de la policía científica manifiestan que es muy prematuro adelantar cualquier hipótesis.
El joven Key Catano recibió dos disparos en el pecho y el temporal izquierdo. Tuvo que ser ingresado en una clínica privada. Los investigadores de la subdelegación Santa Mónica del Cicpc colectaron algunas conchas de proyectiles y procedieron a citar a los pocos testigos del homicidio que se quedaron en el local comercial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario