sábado, 18 de abril de 2009

VENEZUELA. En San Bernardino los policías piden colas para poder patrullar


Doce personas han sido asesinadas en 2009 y tres en menos de un mes

Los vecinos de San Bernardino piden reactivar el módulo de la Policía Turística y aumentar el patrullaje (Venancio Alcázares)

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La otrora apacible parroquia San Bernardino en los últimos cinco años pasó de ser una reposada zona residencial anclada al norte de Caracas para convertirse en el área predilecta por delincuentes para cometer pillerías, pues en menos de un mes tres ciudadanos han sido asesinados en la zona.

El pasado 23 de marzo le quitaron la vida a tiros al estudiante Michel Nayip Oviedo, de 22 años, alumno del Colegio Universitario de Administración y Mercadeo, cuando intentaba pagar el rescate por una motocicleta que le había sido robada. El hecho ocurrió en las inmediaciones de la avenida Panteón, La víctima residía en el sector de Sarría; el sábado 6 de abril fue muerto el contador Domingo Castro cuando se resistió a entregar su reloj en las cercanías del Instituto de Diagnóstico y a las 7:30 de la mañana del pasado lunes delante de transeúntes y automovilistas, un hombre mató de varios disparos en la avenida Panteón, cerca de la Policlínica La Arboleda, a Dionisio Alberto Reyes, de 24 años de edad, ayudante técnico de mantenimiento.

Los vecinos de la zona dijeron que la Policía Metropolitana atrapó al criminal porque tropezó con los uniformados y recordaron que tras la muerte del estudiante los delincuentes huyeron a pie. Carmelo Suárez, propietario de un quiosco, dijo que en esa ocasión acudieron hasta la sede de la Brigada Turística de la Policía Metropolitana, pero los funcionarios les advirtieron que acudirían al lugar sólo si los trasladaban, porque no tienen patrullas.

"Esa gente anda cada día en peores condiciones, piden colas para poder trabajar en esta capital. A veces se ven los policías por aquí, por la calle Cecilio Acosta, porque los traen heridos a la clínica La Arboleda para curarlos. Aún así los ladrones y los asesinos se pasean por aquí para echar broma", dijo el comerciante Suárez.

Hartos del hampa
Luis Molina, conductor de ambulancia de los Bomberos Metropolitanos, dijo que al deterioro de los organismos policiales se le suman los invasores de algunas edificaciones y delincuentes que se ocultan en el barrio El Terraplén de la avenida Panteón. Molina quien a diario acude a la zona para transportar pacientes, dijo que los antisociales aprovechan la zona para cometer sus delitos debido a que poseen diferentes calles y avenidas que les facilitan huir. Entre las víctimas más frecuentes se encuentran los familiares de los pacientes de las 9 clínicas que funcionan en la parroquia. En teoría la Zona 6 de la PM sólo dispone de 6 vehículos y 12 motocicletas para patrullar las parroquias El Recreo, San Bernardino y Candelaria, pero en la actualidad todas las patrullas se encuentran accidentadas. Los vecinos también atribuyen al precario sistema de alumbrado los altos índices de inseguridad. Recordaron que el pasado año los delincuentes lanzaron el cadáver de un hombre detrás de la sede de la Brigada Turística y los funcionarios que estaban de guardia en el módulo no se enteraron.

Hace algunos meses la División Antiextorsión y Secuestros del Cicpc allanó el referido módulo, pues tenían información que allí ocultaban a las víctimas del secuestro express.

El pasado año el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) registró 20 homicidios y 24 heridos en la zona. En lo que va de año se han contabilizado 12 asesinatos. Los detectives sostienen que existe un alto subregistro en cuanto a los robos y arrebatones, porque no son denunciados. Por ello en 2008 se formalizaron sólo 64 denuncias. Los robos de autos, a juicio de algunos habitantes, constituyen su mayor preocupación.

La mayoría de los parroquianos consultados admiten que están hartos de tanta inseguridad. Los residentes afirman que los fines de semana son asediados por otro tipo de antisociales que merodean por las calles para robar a las personas que deciden subir al Ávila.


Gustavo Rodríguez
EL UNIVERSAL

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