sábado, 18 de abril de 2009

Una banda croata alquilaba niños a compatriotas para robar joyas en casas de la Comunitat Valenciana

La policía detiene a cinco miembros del grupo delictivo y a un joyero que fundía las alhajas sustraídas

Exposición de las joyas, dinero y otros efectos intervenidos a la banda.

Alquilaban menores y luego los aleccionaban para robar joyas en viviendas. Así actuaba una banda de delincuentes croatas desarticulada por la Policía Nacional en varias provincias españolas. La operación se ha saldado con la detención de seis personas, entre ellas un joyero, y la intervención de 5,5 kilos de alhajas de oro sustraídas, 100.000 euros en metálico y cuatro hornos para fundir las joyas.

Su menor corpulencia y tamaño permitía a los niños entrar en las viviendas por lugares de difícil acceso. Según las investigaciones, las mujeres se encargaban de instruir a los menores para delinquir, mientras que los hombres contactaban con receptores para vender las joyas robadas.

La policía descubrió algunos casos en los que alquilaron a menores, procedentes de Croacia, o realizaron intercambios de niños con otros grupos delictivos que actuaban en Francia. Los delincuentes pagaban dinero para tener la custodia de los muchachos durante un tiempo con el único objetivo de utilizarlos en los robos.

El método delictivo preferido de la banda era el resbalón, que consiste en abrir la puerta con una tarjeta o un plástico de botella. En pocos segundos, los ladronzuelos accedían al interior de una casa y se apoderaban de joyas y dinero en efectivo.

Las investigaciones, que se iniciaron tras varios robos perpetrados en la provincia de Valencia, condujeron a los agentes hasta una joyería de Tarragona. A este establecimiento acudían periódicamente dos miembros de la banda.

Después de varios meses de seguimientos y servicios de vigilancia a los sospechosos, la policía comprobó que el joyero de Tarragona mantenía frecuentes contactos con los autores de los robos.

Los agentes descubrieron también que los ladrones formaban parte de grupos itinerantes que actuaban por toda España y que residían y se desplazaban en caravanas. Además, aprovechaban estos viajes por distintas provincias españolas para captar menores. La gran movilidad de la banda dificultaba también las investigaciones de la policía.


Vendían el oro al peso
Los componentes de estos grupos acumulaban las joyas y objetos sustraídos en las viviendas hasta que consideraban que la cantidad tenía la suficiente entidad para ser vendida a un receptador. Posteriormente se ponían en contacto telefónico con el comprador, que normalmente se desplazaba hasta la caravanas para comprar las joyas al peso. El precio acordado se establecía muy por debajo del valor real.

Durante la investigación, la policía averiguó que el joyero de Tarragona y un acompañante se iban a desplazar a la localidad cordobesa de Palma del Río para llevar a cabo uno de estos tratos. Allí se reunieron con miembros de uno de los grupos investigados y cerraron una venta de joyas presuntamente sustraídas.

Posteriormente, los agentes interceptaron el vehículo con el que pretendían trasladar los efectos adquiridos hasta Tarragona y detuvieron a los compradores. En el coche, la policía halló 2,6 kilogramos de oro en joyas y 73.000 euros. Una vez comprobada la procedencia ilícita de las alhajas intervenidas, los vendedores fueron igualmente arrestados.

En los registros posteriores del domicilio y del establecimiento del joyero, la policía intervino otros dos kilogramos de oro en joyas, un lingote de oro blanco, 29 relojes, un estuche con diferentes brillantes y polvo de diamante, 22.600 euros y cuatro hornos de fundición.


Enviaban lo robado a Italia
La mayor parte del oro robado era enviado a Italia, según explicaron ayer los mandos de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEC) y de la Jefatura Superior de la Policía de Valencia en una rueda de prensa.

Una vez robadas las alhajas, la banda entraba en contacto con joyeros. Algunos de ellos se desplazaban incluso en avión a la ciudad acordada para comprar las joyas sustraídas. Después, volvían a su país en coches de alquiler para evitar que las alhajas pasaran por controles aeroportuarios.

Según la policía, los ladrones vendían el gramo de oro a un precio que oscilaba entre los 10 y 11 euros, y luego los joyeros lo fundían y lo revendían por 20 euros el gramo. Los responsables de la UDEC aseguraron que no se puede determinar todavía el valor total de los efectos incautados a la banda, ni la cantidad de domicilios desvalijados.

Los datos se irán conociendo gracias a las denuncias de robos de joyas en los últimos meses. Algunas de las víctimas ya han reconocido las alhajas que les sustrajeron. Por ello, los investigadores imputan a la banda, por ahora, 13 robos en domicilios de Andalucía occidental, otros seis en viviendas de Madrid, uno en Valencia y otro más en Reus.

La policía ha puesto a disposición de los afectados por los robos una exposición virtual de las joyas y efectos intervenidos al grupo delictivo. Las imágenes se pueden ver en la página web www.policia.es, donde aparecen un gran número de fotografías. Así, los agentes esperan esclarecer más robos en los próximos días si la víctimas reconocen sus alhajas. Los arrestos se practicaron en Valdepeñas, Tortosa y Madrid. Los detenidos fueron puestos a disposición del juzgado de instrucción número 2 de Tortosa.

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