Otro policía bonaerense estuvo a punto de morir en las últimas horas, cuando se enfrentó a tres delincuentes armados que intentaban robar una estación de servicio del Talar de Pacheco, en Tigre. El teniente recibió un balazo y la banda se dio a la fuga, pero al menos este caso no vino a engrosar la fatídica lista de uniformados caídos en actos de servicio en poco más de un mes: fueron, en total, cinco, aunque el último - el platense Adolfo Omar Villalba (49)- falleció después de agonizar 6 meses a causa de una patada que le dieron en un operativo en la terminal. Sus restos fueron inhumados ayer (ver aparte).
Las otras cuatro víctimas fatales fueron el teniente Aldo Garrido (asesinado el 17 de febrero en San Isidro); el sargento Leonardo Melizza (fusilado el 20 de febrero en San Martín); el subteniente Claudio Santillán (el 25 de febrero en el barrio La Matera, de Quilmes); y el subteniente Miguel Angel Martínez (11 de marzo, en la localidad platense de Olmos).
Por este último caso hay dos sospechosos aprehendidos y ya son dos los prófugos (como este diario informó ayer en exclusiva), y en busca de ellos se realizaron en la madrugada siete allanamientos. No los encontraron, aunque se secuestraron armas y un par de motos dudosas.
Si la seguidilla de asesinatos echó leños ardiendo a los reclamos sociales por seguridad y justicia, ofició de combustible (con encendedor y todo) para el subterráneo -y nada nuevo-malestar de los hombres de la fuerza, evidenciado en la marcha realizada el último miércoles al ministerio de Seguridad de la Provincia. Aunque complejo, el planteo es básico: no se puede cuidar a nadie si las personas encargadas de eso no se sienten protegidas, bien pagas y con el equipamiento necesario para hacer su trabajo. La gestión de Carlos Stornelli tomó apuntes de los reclamos. Habrá que ver qué se hace con ellos.
El problema, como se dijo, no es nuevo. Por estos días se conocieron los resultados de un trabajo de investigación realizado por el Centro de Estudios Nueva Mayoría, a cargo de la especialista Josefina Ichaso, que revela que durante el período que comprende de 1999 a principios de 2009, fueron 409 los policías -de la Federal y la Bonaerense- caídos en la lucha contra la delincuencia. Eso arroja un promedio de tres efectivos muertos por mes.
Este indicador muestra un paulatino ascenso entre 1999 y 2002, pasando de 3 hombres fallecidos por mes en 1999; a 4 en 2000; y 7 en 2001 y 2002.
Tendencias
De acuerdo al mismo relevamiento, a partir de 2003 se registró un cambio en la tendencia, pasando de 5 uniformados asesinados por mes a una relación de uno por mes en 2004, al igual que en 2005 y 2006.
La cosa cambió en 2007, año en que se percibió un incremento, con una media de 2 policías por mes, mientras que en 2008 bajó nuevamente a uno. Ya sabemos cómo empezó 2009: la tendencia volvió a subir a 2, y la investigación no incluye todos los últimos casos.
Tomando las estadísticas de los periodos recientes, en 2006 hubo 15 efectivos caídos -8 de la Federal y 7 de la Bonaerense-; en 2007, se contabilizaron 20 policías muertos en actividad -7 de la Federal y 13 de la Bonaerense-; en 2008, se produjeron 17 decesos -7 de la Federal y 10 de la Bonaerense-; y, finalmente, sólo durante los dos primeros meses de este año se conoció un total de 4 efectivos caídos, más otros dos de marzo, todos de la Bonaerense.
Según las conclusiones del estudio, el bajo nivel de policías asesinados en los últimos años respecto al período 1999-2003 no obedece a una disminución del delito, tal como lo muestran diversos indicadores y en especial la percepción de la opinión pública.
Nueva Mayoría también aclaró que para esta investigación consideraron a los agentes caídos en acto de servicio, al intervenir en algún hecho en situación de franco, o al defenderse al ser víctimas de un delito.
Caso Martínez
Personal de la DDI La Plata y la Jefatura Departamental, con el apoyo del grupo Halcón, realizaron ayer a la madrugada 7 allanamientos en busca de los dos prófugos por el crimen del subteniente Miguel Angel Martínez, fusilado de dos tiros por una banda que el 11 de marzo asaltó a una familia de quinteros en 217, 40 y 41. Los registros fueron ordenados por el juez Néstor De Aspro, a pedido de la fiscal Graciela Rivero. Tres de ellos se concretaron en La Plata y cuatro en la localidad de San Vicente, informaron fuentes de la investigación.
Los prófugos no fueron encontrados, pero sí algunas armas en un par de domicilios, cuyos dueños fueron aprehendidos por eso: dos pistolones de los calibres 16 y 12; y una carabina tipo Winchester, del 12. Los policías también se incautaron de un par de ciclomotores de origen dudoso.
Por el caso fueron aprehendidos hace una semana dos hombres de 34 y 38 años, cuya situación procesal deberá definirse en los próximos días. Todavía no se realizaron ruedas de reconocimiento.
Diario Hoy
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