Los "rescates" de hampones heridos son la constante en los nosocomios
La inseguridad en los hospitales mantiene a médicos, pacientes y familiares de estos últimos en constante zozobra (Venancio Alcázares)
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Los habituales enfrentamientos que sostienen delincuentes en los callejones de los barrios ya no concluyen con la capitulación de una de las bandas, ahora los conquistadores para no dejar un halo de duda rematan a sus enemigos aunque sea necesario usar sus armas dentro de los pabellones y salas de emergencia de los hospitales.
Los médicos que laboran en los diferentes centros asistenciales de la capital han tenido que presenciar en los últimos doce meses los asesinatos de tres presuntos delincuentes que han sido rematados en los hospitales, otros nueve han sido rescatados por comandos armados. A la situación de inseguridad se le suman los asaltos a que a diario son sometidos los galenos cuando llegan o se retiran de su trabajo; en el interior se han producido otros siete homicidios dentro de centros médicos.
En el cuarto piso del hospital Domingo Luciani un grupo armado se enfrentó a uniformados de la Policía Municipal de Baruta en marzo, cuando pretendieron rescatar a un antisocial que se encontraba hospitalizado. Dos sujetos resultaron abatidos mientras que los pacientes y los médicos corrían para ponerse a buen resguardo.
El sábado 13 de septiembre se produjo un nuevo tiroteo dentro de las instalaciones del Pérez de León de Petare. Los médicos y pacientes se mostraron consternados y a su vez satisfechos por haber resultado ilesos. El 1 de febrero un enfrentamiento armado concluyó a las puertas del Hospital Periférico de Coche. Un sujeto resultó muerto y un niño recibió un disparo.
El 26 de enero un comando armado ocupó las instalaciones del hospital Ricardo Baquero González, mejor conocido como el Periférico de Catia y se apoderó de 19 mil bolívares fuertes. El Cicpc estableció que un paciente armado alertó a sus cómplices de que reparaban un dispensador automático de dinero. Los asaltantes huyeron sin mayor resistencia ante la atónita mirada de los pacientes.
En indefensión El doctor Jorge Weir, residente del hospital de Los Magallanes de Catia, contó que la pasada semana un motorizado entró con un parrillero herido hasta el interior de la emergencia, dejó al paciente y se marchó.
"No tenemos seguridad. A veces cuando llegan heridos y se mueren nos amenazan y nos echan la culpa. El director del hospital está muy preocupado. La Policía Hospitalaria comenzó bien, pero luego se marcharon porque son insuficientes. No hay políticas concretas para enfrentar la inseguridad", dijo. Contó que hasta los empleados son amenazados por los llamados "Tupamaros" cuando realizan asambleas para quejarse por cualquier situación.
En el hospital Vargas los médicos han tenido que realizar protestas callejeras para exigir mayor seguridad. El doctor Daniel Sánchez, quien labora en el referido centro asistencial, dijo que la inseguridad ha mermado gracias al Gobierno porque los malandros ya saben que la sala de emergencia está cerrada y si por causa de fuerza mayor ingresan allí son remitidos al Hospital Militar, donde pueden ser detenidos.
Fenómeno nacional La grave situación de inseguridad que afecta a médicos y pacientes no es exclusiva de los centros asistenciales de la capital. En el hospital Victorino Santaella de Los Teques los médicos aseguran estar en constante zozobra. El doctor Roger Camargo admitió que los médicos y las enfermeras son amenazados constantemente. "No hay seguridad interna y a veces los pacientes heridos de bala llegan exaltados y nos agreden sus acompañantes", comentó.
El caso más emblemático ocurrió el pasado 30 de julio en el Hospital Central de Carúpano, donde un grupo comando, provisto de chalecos antibalas y armas largas, ocupó dos pisos del centro asistencial para perpetrar una masacre.
Allí los sicarios asesinaron a un guardia nacional retirado y tres de sus parientes. El grupo, conformado por unos diez sujetos, huyó sin enfrentar mayor resistencia.
Los médicos que laboran en los diferentes centros asistenciales de la capital han tenido que presenciar en los últimos doce meses los asesinatos de tres presuntos delincuentes que han sido rematados en los hospitales, otros nueve han sido rescatados por comandos armados. A la situación de inseguridad se le suman los asaltos a que a diario son sometidos los galenos cuando llegan o se retiran de su trabajo; en el interior se han producido otros siete homicidios dentro de centros médicos.
En el cuarto piso del hospital Domingo Luciani un grupo armado se enfrentó a uniformados de la Policía Municipal de Baruta en marzo, cuando pretendieron rescatar a un antisocial que se encontraba hospitalizado. Dos sujetos resultaron abatidos mientras que los pacientes y los médicos corrían para ponerse a buen resguardo.
El sábado 13 de septiembre se produjo un nuevo tiroteo dentro de las instalaciones del Pérez de León de Petare. Los médicos y pacientes se mostraron consternados y a su vez satisfechos por haber resultado ilesos. El 1 de febrero un enfrentamiento armado concluyó a las puertas del Hospital Periférico de Coche. Un sujeto resultó muerto y un niño recibió un disparo.
El 26 de enero un comando armado ocupó las instalaciones del hospital Ricardo Baquero González, mejor conocido como el Periférico de Catia y se apoderó de 19 mil bolívares fuertes. El Cicpc estableció que un paciente armado alertó a sus cómplices de que reparaban un dispensador automático de dinero. Los asaltantes huyeron sin mayor resistencia ante la atónita mirada de los pacientes.
En indefensión El doctor Jorge Weir, residente del hospital de Los Magallanes de Catia, contó que la pasada semana un motorizado entró con un parrillero herido hasta el interior de la emergencia, dejó al paciente y se marchó.
"No tenemos seguridad. A veces cuando llegan heridos y se mueren nos amenazan y nos echan la culpa. El director del hospital está muy preocupado. La Policía Hospitalaria comenzó bien, pero luego se marcharon porque son insuficientes. No hay políticas concretas para enfrentar la inseguridad", dijo. Contó que hasta los empleados son amenazados por los llamados "Tupamaros" cuando realizan asambleas para quejarse por cualquier situación.
En el hospital Vargas los médicos han tenido que realizar protestas callejeras para exigir mayor seguridad. El doctor Daniel Sánchez, quien labora en el referido centro asistencial, dijo que la inseguridad ha mermado gracias al Gobierno porque los malandros ya saben que la sala de emergencia está cerrada y si por causa de fuerza mayor ingresan allí son remitidos al Hospital Militar, donde pueden ser detenidos.
Fenómeno nacional La grave situación de inseguridad que afecta a médicos y pacientes no es exclusiva de los centros asistenciales de la capital. En el hospital Victorino Santaella de Los Teques los médicos aseguran estar en constante zozobra. El doctor Roger Camargo admitió que los médicos y las enfermeras son amenazados constantemente. "No hay seguridad interna y a veces los pacientes heridos de bala llegan exaltados y nos agreden sus acompañantes", comentó.
El caso más emblemático ocurrió el pasado 30 de julio en el Hospital Central de Carúpano, donde un grupo comando, provisto de chalecos antibalas y armas largas, ocupó dos pisos del centro asistencial para perpetrar una masacre.
Allí los sicarios asesinaron a un guardia nacional retirado y tres de sus parientes. El grupo, conformado por unos diez sujetos, huyó sin enfrentar mayor resistencia.
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