De viernes a sábado se registraron ocho homicidios en Caracas, según Cicpc
El joven de 17 años sólo respondió al impulso de defender a su primo de 18 años. Tomó una botella del piso, que fue lo primero que encontró, y se la lanzó a uno de los que a las 9:25 de la noche del viernes rodeaban a su familiar y lo golpeaban para arrebatarle el celular y los zapatos.
La botella fue a dar directo a la cabeza de uno de los maleantes. Al recibir el golpe, el hombre se volteó, desenfundó su arma y le disparó al muchacho. Dos tiros fueron los que le segaron la vida al adolescente que recién salía de clases.
Su primo de 18 años, Jonathan Fernández Yépez, aunque muy maltratado por la golpiza, logró sobrevivir a aquella embestida, que terminó pasadas las 9:30 de la noche y que tuvo lugar en el bulevar de Caricuao, cerca de la estación del metro de la zona y adyacente al restaurante Sol Gironero.
Según relataron familiares allegados, los dos jóvenes salían de clases, los dos estudiaban bachillerato. El muchacho de 17 años además trabajaba con su papá como ayudante de camión. Lo hacía durante la mañana, esa actividad, dijo uno de sus tíos, Edgar Lara, era la que alternaba con sus clases.
Esta semana había decidido no acompañar a su papá hasta Maracaibo, en Zulia, para completar algunos trabajos, pues decidió quedarse y no perder clases.
Aunque el muchacho y varios de sus primos han sido presas recurrentes de los ladrones que a partir de las 7 de la noche acechan los predios de la estación del metro Caricuao para arrebatar celulares, nunca habían perdido a un familiar a tiros.
Es así como el muchacho de 17 años pasó a formar parte de los ocho caraqueños que perdieron la vida de forma violenta desde las 8 a.m. del viernes hasta la misma hora del sábado. "Uno está inseguro en todos lados... y ya no hay abasto para tanto muerto", concluyó Edgar Lara.
La botella fue a dar directo a la cabeza de uno de los maleantes. Al recibir el golpe, el hombre se volteó, desenfundó su arma y le disparó al muchacho. Dos tiros fueron los que le segaron la vida al adolescente que recién salía de clases.
Su primo de 18 años, Jonathan Fernández Yépez, aunque muy maltratado por la golpiza, logró sobrevivir a aquella embestida, que terminó pasadas las 9:30 de la noche y que tuvo lugar en el bulevar de Caricuao, cerca de la estación del metro de la zona y adyacente al restaurante Sol Gironero.
Según relataron familiares allegados, los dos jóvenes salían de clases, los dos estudiaban bachillerato. El muchacho de 17 años además trabajaba con su papá como ayudante de camión. Lo hacía durante la mañana, esa actividad, dijo uno de sus tíos, Edgar Lara, era la que alternaba con sus clases.
Esta semana había decidido no acompañar a su papá hasta Maracaibo, en Zulia, para completar algunos trabajos, pues decidió quedarse y no perder clases.
Aunque el muchacho y varios de sus primos han sido presas recurrentes de los ladrones que a partir de las 7 de la noche acechan los predios de la estación del metro Caricuao para arrebatar celulares, nunca habían perdido a un familiar a tiros.
Es así como el muchacho de 17 años pasó a formar parte de los ocho caraqueños que perdieron la vida de forma violenta desde las 8 a.m. del viernes hasta la misma hora del sábado. "Uno está inseguro en todos lados... y ya no hay abasto para tanto muerto", concluyó Edgar Lara.
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