Según transportistas, van 24 conductores asesinados en Caracas en 2008
María Navarro esperó pacientemente a que le entregaran a su muchacho en la morgue de Bello Monte y sólo exigió justicia (Fernando Sánchez)
Dentro de su jeep, tendido en los asientos de atrás, con los pies arrimados sobre el puesto del copiloto, encontraron a José Alexander Becerra, de 32 años. Se desangraba.
Eran las 7:06 de la noche del lunes, cuando los moradores de la urbanización Las Fuentes encontraron al muchacho. El jeep lo habían dejado mal estacionado justo en el acceso que, desde la autopista Francisco Fajardo sentido hacia El Silencio, da entrada a El Paraíso. Por eso se detuvieron a mirar qué ocurría. Ahí hallaron al hombre, ya muerto.
Pero fue a las 10 de la noche que su familia supo lo que había ocurrido. Los primeros en enterarse, según recordaron los tíos de José Alexander, José y María Navarro, fueron los directivos de la línea donde él trabajaba. Ellos llamaron a los deudos y avisaron lo que ocurría.
José Alexander -según da cuenta la Central Única de Transportistas- se convirtió el lunes en el conductor número 24 asesinado en Caracas durante este año.
La última vez que lo vieron con vida fue a las 5:05 de la tarde de este lunes que pasó, explicó entre lágrimas María Navarro según le contaron a ella los compañeros de la línea Unión de Conductores Vecinos de Santa Ana. A esa hora, José Alexander hizo su última carrera. Iba rumbo hacia el barrio El 70 en el kilómetro ocho de El Junquito. Luego no lo vieron más.
De acuerdo a lo que explicaron fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, se trató de una banda que lo secuestró para robarlo. "Presumimos que se resistió y uno de los tres maleantes que lo sometieron en la vía, le disparó. El tiro lo recibió por el hombro derecho... pero dejaron que se desangrara, por eso murió", explicó el funcionario sin ofrecer su nombre.
Pero no le quitaron nada ni el celular ni el dinero... nada. Todo lo encontraron. Según precisaron los investigadores, a José Alexander le dispararon en el parte de atrás del Jeep que usaba para trabajar. Adelante no encontraron rastros que les evidenciara que el hombre conducía, sino que lo hacía alguno de los tres hampones.
José Alexander estaba asociado a la línea que cubría la ruta que va desde calle Santa Ana de Antímano hasta el kilómetro 8 de El Junquito desde hacía varios años. Antes se había desempeñado como funcionario de Polimiranda, pero decidió pedir la baja porque la remuneración no era suficiente y quería un mejor futuro para sus dos hijos y su esposa.
Según su tía, lo hacía siempre desde muy temprano, para no estar en la calle ya en la noche. "Era un muchacho muy serio y responsable... todo lo hacía por su esposa y sus hijos. Los cuatro formaban una familia sin igual", dijo con la voz entrecortada por el llanto.
Pero desde hacía varios meses José Alexander se esfrozaba más de lo normal. Su motivación era celebrarle los quince años a su hija mayor. Había logrado comprar la mayoría de las cosas para cumplirle ese sueño a su hija. La fiesta estaba pautada para el 25 de octubre.
Pero estos días previos intentaba reunir para algunos detalles que aún no estaban concretos. "Estaba muy emocionado... es que él no era de salir a parrandear en la calle. Todo lo hacía con su familia. Siempre estuvimos todos muy unidos. Yo lo vi crecer. Todo lo que hacía nos lo decía y se dejaba orientar por nosotros. De hecho estaba muy contento porque recién se había podido comprar un carrito nuevo", concluyó su tía, ya con la voz apagada.
José Alexander nunca había sido víctima de algún asalto ni siquiera como transportista. Sus compañeros de labores sí. Ellos están azotados por una banda de cinco maleantes que a diario los secuestran para robar y ahora, hasta para matarlos.
Eran las 7:06 de la noche del lunes, cuando los moradores de la urbanización Las Fuentes encontraron al muchacho. El jeep lo habían dejado mal estacionado justo en el acceso que, desde la autopista Francisco Fajardo sentido hacia El Silencio, da entrada a El Paraíso. Por eso se detuvieron a mirar qué ocurría. Ahí hallaron al hombre, ya muerto.
Pero fue a las 10 de la noche que su familia supo lo que había ocurrido. Los primeros en enterarse, según recordaron los tíos de José Alexander, José y María Navarro, fueron los directivos de la línea donde él trabajaba. Ellos llamaron a los deudos y avisaron lo que ocurría.
José Alexander -según da cuenta la Central Única de Transportistas- se convirtió el lunes en el conductor número 24 asesinado en Caracas durante este año.
La última vez que lo vieron con vida fue a las 5:05 de la tarde de este lunes que pasó, explicó entre lágrimas María Navarro según le contaron a ella los compañeros de la línea Unión de Conductores Vecinos de Santa Ana. A esa hora, José Alexander hizo su última carrera. Iba rumbo hacia el barrio El 70 en el kilómetro ocho de El Junquito. Luego no lo vieron más.
De acuerdo a lo que explicaron fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas, se trató de una banda que lo secuestró para robarlo. "Presumimos que se resistió y uno de los tres maleantes que lo sometieron en la vía, le disparó. El tiro lo recibió por el hombro derecho... pero dejaron que se desangrara, por eso murió", explicó el funcionario sin ofrecer su nombre.
Pero no le quitaron nada ni el celular ni el dinero... nada. Todo lo encontraron. Según precisaron los investigadores, a José Alexander le dispararon en el parte de atrás del Jeep que usaba para trabajar. Adelante no encontraron rastros que les evidenciara que el hombre conducía, sino que lo hacía alguno de los tres hampones.
José Alexander estaba asociado a la línea que cubría la ruta que va desde calle Santa Ana de Antímano hasta el kilómetro 8 de El Junquito desde hacía varios años. Antes se había desempeñado como funcionario de Polimiranda, pero decidió pedir la baja porque la remuneración no era suficiente y quería un mejor futuro para sus dos hijos y su esposa.
Según su tía, lo hacía siempre desde muy temprano, para no estar en la calle ya en la noche. "Era un muchacho muy serio y responsable... todo lo hacía por su esposa y sus hijos. Los cuatro formaban una familia sin igual", dijo con la voz entrecortada por el llanto.
Pero desde hacía varios meses José Alexander se esfrozaba más de lo normal. Su motivación era celebrarle los quince años a su hija mayor. Había logrado comprar la mayoría de las cosas para cumplirle ese sueño a su hija. La fiesta estaba pautada para el 25 de octubre.
Pero estos días previos intentaba reunir para algunos detalles que aún no estaban concretos. "Estaba muy emocionado... es que él no era de salir a parrandear en la calle. Todo lo hacía con su familia. Siempre estuvimos todos muy unidos. Yo lo vi crecer. Todo lo que hacía nos lo decía y se dejaba orientar por nosotros. De hecho estaba muy contento porque recién se había podido comprar un carrito nuevo", concluyó su tía, ya con la voz apagada.
José Alexander nunca había sido víctima de algún asalto ni siquiera como transportista. Sus compañeros de labores sí. Ellos están azotados por una banda de cinco maleantes que a diario los secuestran para robar y ahora, hasta para matarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario