
De viernes a lunes se registraron 44 homicidios en Caracas, dice Cicpc
Durante el fin de semana -específicamente desde las 8 de la mañana del viernes hasta la misma hora del lunes- ocurrieron en Caracas 44 homicidios. Cuatro de éstos quedaron repartidos en la calle hasta pasadas las 11:35 de la mañana del lunes.
Uno de ellos fue Eustacio García Vargas, de 45 años. A él lo asesinaron muy temprano en la mañana de este lunes, en la estación del metro de Antímano, en la superficie. Quedó tirado entre las dos puertas que dan acceso al subterráneo.
Dos cuchilladas le segaron la vida. La que lo mató fue la que le clavaron directo al pecho y alcanzó el corazón.
Cuando los funcionarios del Cicpc de Caricuao llegaron al sitio lo hallaron ya sin vida. Lo único que llevaba puesto eran sus pantalones, pues no tenía camisa ni zapatos. No le robaron su billetara pero sí el bolso, que según su esposa se colocó al hombro el domingo en la mañana cuando salió de la casa a buscar un trabajo para reunir un poco de dinero.
En ese morral llevaba un juego de cuchillos que usaba para preparar hortalizas y disponerlas para vender. Con su esposa, quien prefirió no identificarse, compraban en el mercado de Coche y se colocaban en la avenida Baralt.
"Él era mi pañito de lágrimas. Andábamos siempre juntos, ayudándonos mutuamente. No sé qué hacía por Antímano, el domingo salió desde La Vega". mii
Uno de ellos fue Eustacio García Vargas, de 45 años. A él lo asesinaron muy temprano en la mañana de este lunes, en la estación del metro de Antímano, en la superficie. Quedó tirado entre las dos puertas que dan acceso al subterráneo.
Dos cuchilladas le segaron la vida. La que lo mató fue la que le clavaron directo al pecho y alcanzó el corazón.
Cuando los funcionarios del Cicpc de Caricuao llegaron al sitio lo hallaron ya sin vida. Lo único que llevaba puesto eran sus pantalones, pues no tenía camisa ni zapatos. No le robaron su billetara pero sí el bolso, que según su esposa se colocó al hombro el domingo en la mañana cuando salió de la casa a buscar un trabajo para reunir un poco de dinero.
En ese morral llevaba un juego de cuchillos que usaba para preparar hortalizas y disponerlas para vender. Con su esposa, quien prefirió no identificarse, compraban en el mercado de Coche y se colocaban en la avenida Baralt.
"Él era mi pañito de lágrimas. Andábamos siempre juntos, ayudándonos mutuamente. No sé qué hacía por Antímano, el domingo salió desde La Vega". mii
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