Nadie supo explicar quién cometió el crimen y por qué lo hizo

Carmen Buitriago sólo exigió justicia (Fernando Sánchez)
Carmen Fernández esperaba, con su amiga de años, sentada en uno de los muros de la morgue de Bello Monte. Los ojos rojos de tanto llorar delataban que acababa de perder a un familiar.
Y así lo era. El martes, a las 11:30 de la mañana, le asesinaron a su hijo mayor, Francisco Javier Guache Fernández, de 19 años. En la calle Li-bertad de Los Magallanes de Catia, específicamente en el sector Guaicaipuro, lo interceptó un hombre que con una escopeta le disparó dos veces.
El primer tiro, le contaron a Carmen, lo alcanzó en el cos-tado derecho. Así, malherido, caminó varios metros intentando pedir ayuda, pero no la consiguió. El homicida lo volvió a alcanzar y esta vez le disparó directo al cuello. Luego del hecho, huyó.
Francisco Javier murió des-pués de recibir el segundo tiro. Sus compañeros de labor no tuvieron tiempo de llevarlo hasta un centro asistencial.
Él trabajaba como obrero en las remodelaciones que se adelantan en las casas del sector Guaicaipuro dos, desde hacía dos meses.
"Lo único que quiero es justicia. Quiero que agarren al que lo hizo y pague... La zona es muy violenta, demasiado insegura", dijo entre lágrimas la mamá de Francisco Javier.
A ella no le dijeron quién pudo haber cometido el crimen ni tampoco por qué lo hizo. "En los barrios es así, todo el mundo sabe qué pasó pero nadie se atreve a decir algo", insistió. Con Carmen estaba una amiga, Martha Inés Buitriago. Hace cuatro meses, ella y su familia tuvieron que pasar por lo que ayer pasaba Carmen, por eso la acompañó, para orientarla en los trámites.
A Martha le mataron a su sobrino José Junior Salazar Buitriago, de 23 años, hace cuatro meses, frente a la estación del metro de Propatria. Querían quitarle la moto que usaba para trabajar como mototaxista.
A cuatro meses de ese suceso, la familia de Martha aún no ha conseguido que el crimen de José se haya resuelto.
Y así lo era. El martes, a las 11:30 de la mañana, le asesinaron a su hijo mayor, Francisco Javier Guache Fernández, de 19 años. En la calle Li-bertad de Los Magallanes de Catia, específicamente en el sector Guaicaipuro, lo interceptó un hombre que con una escopeta le disparó dos veces.
El primer tiro, le contaron a Carmen, lo alcanzó en el cos-tado derecho. Así, malherido, caminó varios metros intentando pedir ayuda, pero no la consiguió. El homicida lo volvió a alcanzar y esta vez le disparó directo al cuello. Luego del hecho, huyó.
Francisco Javier murió des-pués de recibir el segundo tiro. Sus compañeros de labor no tuvieron tiempo de llevarlo hasta un centro asistencial.
Él trabajaba como obrero en las remodelaciones que se adelantan en las casas del sector Guaicaipuro dos, desde hacía dos meses.
"Lo único que quiero es justicia. Quiero que agarren al que lo hizo y pague... La zona es muy violenta, demasiado insegura", dijo entre lágrimas la mamá de Francisco Javier.
A ella no le dijeron quién pudo haber cometido el crimen ni tampoco por qué lo hizo. "En los barrios es así, todo el mundo sabe qué pasó pero nadie se atreve a decir algo", insistió. Con Carmen estaba una amiga, Martha Inés Buitriago. Hace cuatro meses, ella y su familia tuvieron que pasar por lo que ayer pasaba Carmen, por eso la acompañó, para orientarla en los trámites.
A Martha le mataron a su sobrino José Junior Salazar Buitriago, de 23 años, hace cuatro meses, frente a la estación del metro de Propatria. Querían quitarle la moto que usaba para trabajar como mototaxista.
A cuatro meses de ese suceso, la familia de Martha aún no ha conseguido que el crimen de José se haya resuelto.
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