Gracias a ayuda de vecino, hijo de 11 años fue el que avisó que su papá había muerto
Familiares imploraron a las autoridades que pusieran coto a la incesante inseguridad que galopa en toda Venezuela (Fernando Sánchez)
Desorientado, el pequeño de 11 años, se bajó del carro y se acercó al único vecino que a las 8:45 de la noche del sábado salió de su casa -entre el primer y segundo pasajes de la calle Ecuador, en Catia- luego de la fuerte detonación. El pequeño, nervioso, le pidió que lo llevara hasta su casa en Propatria para avisarle a su madre que a su papá lo acababa de matar el parrillero de una moto.
A su padre, Pedro Manuel Torrealba Blanco, de 58 años, lo asesinaron frente a él y frente a su hermano de 9 años. Una pareja de motorizados lo interceptó en la calle Ecuador cuando entraba a Catia por la autopista. Pedro llegaba a su casa desde Guarenas con sus dos hijos.
Según explicaron los niños a sus tías y a su madre, los motorizados le ordenaron que se detuviera y él hizo caso. Prendió las luces intermitentes y se detuvo. Cuando abrió el vidrio, el parrillero desenfundó su arma y le disparó. El tiro lo alcanzó, según reporte del Cicpc en el ojo izquierdo. Murió de inmediato.
Luego de consumar el delito, lo motorizados huyeron. El pequeño de 11 años, luego de haber presenciado todo aquello, llegó a su casa escoltado por el vecino de la calle Ecuador y le dijo a su mamá lo que había pasado. Les explicó que un motorizado era moreno y otro rubio.
Ayer en la morgue de Bello Monte, estaban todas sus hermanas y algunos sobrinos. Ellos, luego de relatar la versión que tenían del hecho, explicaron que la policía maneja varias hipótesis, entre ellas la de una supuesta discusión en la vía. Así lo refirió Rafael Cedeño, uno de los sobrinos de Pedro.
Sin embargo, en la División contra Homicidios, ponderan también la posibilidad de que se tratara de un robo.
Carmen Torrealba, hermana de Pedro, recordó que su hermano trabajaba en Cancillería desde hacía varios años, pero no especificó cuántos. Dijo que se desempeñaba como escolta. En el Cicpc refirieron extraoficialmente que para estos días estaba a las órdenes de Recursos Humanos esperando su próxima designación.
Pedro era el octavo de 13 hermanos que nacieron todos en Caracas. Estaba casado, y con su esposa tenía dos hijos, los dos que lo vieron morir.
"Sólo nos queda pedirle a Dios, a las autoridades, a quien sea que se le pida, que se pongan a trabajar para que mejoren las cosas", dijo el sobrino.
Carmen por su parte refirió: "Aquí los delincuentes están mejor armados que los policías... aquí no hay control. Y sabemos que Chávez no tiene la culpa, porque él no sabe lo que pasa en la calle", dijo convencida Carmen mientras esperaba, sentada en una de las jardineras de la morgue a que el entregaran el cuerpo de su hermano.
A su padre, Pedro Manuel Torrealba Blanco, de 58 años, lo asesinaron frente a él y frente a su hermano de 9 años. Una pareja de motorizados lo interceptó en la calle Ecuador cuando entraba a Catia por la autopista. Pedro llegaba a su casa desde Guarenas con sus dos hijos.
Según explicaron los niños a sus tías y a su madre, los motorizados le ordenaron que se detuviera y él hizo caso. Prendió las luces intermitentes y se detuvo. Cuando abrió el vidrio, el parrillero desenfundó su arma y le disparó. El tiro lo alcanzó, según reporte del Cicpc en el ojo izquierdo. Murió de inmediato.
Luego de consumar el delito, lo motorizados huyeron. El pequeño de 11 años, luego de haber presenciado todo aquello, llegó a su casa escoltado por el vecino de la calle Ecuador y le dijo a su mamá lo que había pasado. Les explicó que un motorizado era moreno y otro rubio.
Ayer en la morgue de Bello Monte, estaban todas sus hermanas y algunos sobrinos. Ellos, luego de relatar la versión que tenían del hecho, explicaron que la policía maneja varias hipótesis, entre ellas la de una supuesta discusión en la vía. Así lo refirió Rafael Cedeño, uno de los sobrinos de Pedro.
Sin embargo, en la División contra Homicidios, ponderan también la posibilidad de que se tratara de un robo.
Carmen Torrealba, hermana de Pedro, recordó que su hermano trabajaba en Cancillería desde hacía varios años, pero no especificó cuántos. Dijo que se desempeñaba como escolta. En el Cicpc refirieron extraoficialmente que para estos días estaba a las órdenes de Recursos Humanos esperando su próxima designación.
Pedro era el octavo de 13 hermanos que nacieron todos en Caracas. Estaba casado, y con su esposa tenía dos hijos, los dos que lo vieron morir.
"Sólo nos queda pedirle a Dios, a las autoridades, a quien sea que se le pida, que se pongan a trabajar para que mejoren las cosas", dijo el sobrino.
Carmen por su parte refirió: "Aquí los delincuentes están mejor armados que los policías... aquí no hay control. Y sabemos que Chávez no tiene la culpa, porque él no sabe lo que pasa en la calle", dijo convencida Carmen mientras esperaba, sentada en una de las jardineras de la morgue a que el entregaran el cuerpo de su hermano.
María Isoliett Iglesias
EL UNIVERSAL
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