viernes, 22 de mayo de 2009

VENEZUELA. Amenazan a vigilantes de Nueva Casarapa por ofrecer seguridad


Hampones transitan libremente y se apoderan de hasta tres carros semanales

Algunos conjuntos residenciales fueron cerrados para que los vigilantes revisen las unidades que entran y salen de la localidad (Rony Vargas)

Los vigilantes de la urbanización Nueva Casarapa, de Guarenas, recorren la localidad atentos ante cualquier ataque, pues hace varios meses un grupo de hampones, residentes del conjunto residencial, los amenazó de muerte por evitar que cometieran actos delictivos.

"Trabajamos asustados porque no sabemos en qué momento nos atacan, ya que hemos tratado de preservar la seguridad de los habitantes", dijeron los guachimanes, a quienes les da terror identificarse, pues han sido espantados a tiros por los maleantes, sobre todo en las noches.

Uno de los guardias privados, de las cinco empresas que prestan sus servicios en toda la urbanización, comentó que los mismos residentes de la localidad se unen con antisociales de afuera y se dedican a robar y hurtar vehículos.

"Hasta tres carros semanales son producto del delito en esta urbanización. Aunque hemos tratado de hacer un trabajo eficiente, nos lo han impedido los delincuentes con amenazas y tiros", dijeron.

La zona, según señalan, se ha convertido en un valle peligroso por los siete delitos aproximadamente que se cometen todos los días. No sólo el robo y hurto de vehículos azotan a los residentes, sino también los secuestros express y el asalto a los apartamentos, que, según indican, están en alza.

"Si tenemos que contabilizar los secuestros, podríamos decir que es perpetrado uno cada semana. Los robos y hurtos de vehículos se elevaron a cinco o seis a la semana, y el asalto de apartamentos es variable. Nos han reportado unos dos casos a la semana. Esta urbanización está desarmada por parte de la vigilancia", acotaron.

Hace varias semanas, relataron los vigilantes, una juez del Tribunal Supremo de Justicia fue atacada por un grupo de maleantes, que ingresó a su residencia, la encañonó y se apoderó de sus pertenencias.

Los delitos han puesto en alerta a los 22 conjuntos residenciales de la urbanización.

Deivis Ramírez Miranda
EL UNIVERSAL

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